Economía Social: taller de Arte produce en la Unidad 52 de Azul
Entre las distintas actividades que viene intensificando la Secretaría de Extensión de la UNICEN, dentro su Programa Universidad en la Cárcel, se desarrolla el Taller de Arte Entrecruzarte, en la Unidad Nro. 52 de Azul, iniciativa que salió a la luz pública en la reciente feria de Economía Social y Solidaria, realizada el fin de semana pasado en el Centro Cultural Universitario.
Allí se comercializaron productos estampados de diversas características, realizados por presas de la unidad en base a dos objetivos; abrir y poner en conocimiento una relación que existe entre la cárcel y la universidad, resaltando que la oferta académica en su interior no es un hecho menor para quienes aun privados de su libertad eligen aprovechar la institución para encontrarle otro sentido al encierro y, por otro lado, dar oxígeno a la financiación económica de los voluntariados que a corto plazo terminan limitando los procesos.
El motivo de presentar esta experiencia es aportar un elemento al debate acerca de la educación en contextos de encierro y dejar abierto interrogantes e incógnitas para que sean saldadas por quienes intervienen y dedican tiempo y esfuerzo en este campo.
El taller comenzó, a partir de la serigrafía, con el estampado de telas y maderas, que finalmente se convirtieron en anotadores y otros accesorios los cuales fueron expuestos en la Feria mencionada, concitando la atracción de los presentes. Así como este proyecto no es aislado sino que se enmarca en convenios entablados por el Servicio Penitenciario Bonaerense y las Universidades de la Provincia, este plan tampoco es espontáneo, ya que surge a partir de reformular el tiempo y el espacio carcelario desde, por ejemplo, la libertad simbólica que ofrecen los talleres, en este caso brindado por graduados y estudiantes universitarios.
Laura García, graduada de la Facultad de Arte y Manuel Chiavarino, estudiante de la carrera de Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Humanas, tienen la coordinación de esta iniciativa que nació el año pasado. Actualmente trabajan con alrededor de quince mujeres, de inscripción voluntaria y sin requisito de niveles de escolaridad. Las clases son de dos horas y se realizan quincenalmente.
Lucía ya ha realizado tareas de extensión en la cárcel, sobre todo en el campo artístico y específicamente audiovisual, concepto en el que también entra este taller ya que la idea es producir un cortometraje sobre la experiencia.
En la próxima Feria, en octubre, estos trabajos volverán a mostrarse al público lo cual constituirá, como afirman los responsables, una manera de subrayar la resistencia recíproca entre la fortaleza de los grupos que se generan por los estudiantes-presos y los talleristas, ya que la continuidad de la relación entre Universidad y Cárcel se encuentra por el mutuo compromiso militante, buscando aumentar la fortaleza de la cobertura institucional.