Bordes de vías y banquinas, ¿a quién le sirven?
Los suelos fértiles de la región pampeana fueron el motivo original del reemplazo de los ecosistemas nativos dominados por pastizales y pajonales por ecosistemas más simplificados con ganadería y/o agricultura, siendo éste el paisaje histórico con que asociamos al paisaje campero de nuestra región. Sin embargo en las últimas décadas la intensificación agrícola produjo un nuevo y más profundo cambio en los paisajes rurales: el aumento del área agrícola con el reemplazo de las pasturas por cultivos. En este nuevo paisaje los bordes de vías, rutas y caminos cobran otra importancia, ya que son angostos pero extensísimos espacios que conservan algo de la vegetación nativa original y que otorgan algo de heterogeneidad entre las extensas y homogéneas áreas cultivadas.
Hace algunos años que estamos estudiando desde el Instituto Multidisciplinario sobre Ecosistemas y Desarrollo Sustentable estos espacios remanentes. Si bien algunos de ellos fueron originados por remoción para terraplenar, en el caso de vías y banquinas, gran parte de la vegetación original pudo recuperarse allí y sus semillas guardadas largo tiempo generaron un verdadero banco de semillas de la vegetación original. Muchos de estos espacios conservan pajonales altos de muchísima importancia como sitios hábitat y refugio para la fauna nativa, por lo que están siendo revalorizados actualmente como corredores rurales “biológicos” ya que conectan los fragmentos de otros pastizales remanentes desperdigados dentro de la extensa matriz productiva.
Relicto de banquina
En estos bordes tienen lugar numerosas funciones ecológicas relacionadas con la dispersión y la perpetuación de plantas y animales. Son refugios de artrópodos, insectos, aves y mamíferos, que aportan importantes servicios ecosistémicos a todo el contexto: forman materia orgánica, retienen el suelo y permiten una mayor infiltración del agua, actúan como barreras frente a las plagas de los cultivos, controlan vectores, y pueden funcionar como refugios de especies benéficas para la producción, que se dispersan desde los cultivos cuando tienen lugar perturbaciones, como las ocasionadas por las labores agrícolas. Se está estudiando actualmente en INTA Balcarce su importancia como sitios claves para la apicultura por las especies vegetales melíferas presentes.
Nuestros estudios nos dicen que son hábitat de especies animales típicas de pastizales y en disminución. A modo de ejemplo: las especies de aves más abundantes en las vías férreas son las menos abundantes en el complejo de aves de la Provincia, no encontrándose ni en la ciudad ni en arboledas, muchas de ellas insectívoras que viven en el borde pero se alimentan de insectos de los cultivos, brindándole algún tipo de servicio al productor aunque éste lo desconozca. En los bordes de vías del partido de Tandil encontramos más de 160 especies de plantas diferentes, el 80 % nativas, muchas de ellas con actual o potencial valor forrajero, medicinal y ornamental. Es decir no son todo “malezas”, sino que hay “bancos” de semillas que potencialmente pueden colonizar potreros circundantes.
Ratona aperdizada |
Cachilo ceja amarilla (Ammodramus humeralis) |
Loica común (Sturnella loyca) |
Estos espacios actúan en ayuda del escurrimiento superficial cuando hay grandes lluvias mantenidos en su estado natural, brindan servicios al actuar como reguladores y controles naturales del excedente de agua, mitigando de esta forma procesos erosivos. Ambos beneficios están absolutamente concatenados y son dependientes de su vegetación. Los monocultivos, en diferentes grados en función de la cobertura foliar y el desarrollo radicular, disminuyen la tasa de infiltración respecto del pastizal y, por ende, aumentan las tasas de escurrimiento. Este proceso se traduce en erosión y pérdida de humedad de suelo, y, posteriormente, en pérdida de productividad. Con el consiguiente escurrimiento del agua y el suelo hacia las zonas de caminos, donde las banquinas actúan como buffer entre el campo y el camino, protegiendo a estos últimos. Cabe destacar además el rol que pueden cumplir estos espacios en momentos de crisis ambientales, para lo que basta recordar la importancia que tuvieron las banquinas al servir de corrales provisorios para el ganado sin comida en épocas de sequías.
A pesar de lo anterior, al encuestar a los pobladores rurales sobre los bordes de caminos, vías férreas y banquinas, ellos los identifican en una primera instancia como desperdicios. Cuando indagamos sobre aquellos aspectos que hacen que les guste estar o ir al campo, la mayoría aprecian la presencia de otros seres: ver animales, escuchar aves, percibir su forma de vivir, etc., aunque desconocen dónde se reproducen, nidifican o habitan. Esto es notable, ya que si no existieran estos ambientes posiblemente desapareciera una parte fundamental que hace a la vida del hombre de campo. Estos resultados, si bien preliminares, sugieren la necesidad de avanzar en estudios que vinculen sociedad-naturaleza dándole mayor participación al sector social vinculado con la problemática de manera de generar conocimiento global y local para el manejo sustentable de los recursos naturales.
En los paisajes agrícolas pampeanos, es importante por lo tanto desarrollar una mirada integral que destaque la naturaleza multifuncional de todo el paisaje. Los agroecosistemas heterogéneos suelen representar más beneficios totales que aquellos demasiado uniformizados. Estos corredores rurales son elementos clave para conservar la biodiversidad presente en ellos y la sustentabilidad de todo el agroecosistema.
LEGISLACIÓN: A nivel Nacional el cultivo en banquinas se encuentra suprimido desde 2009, por razones de seguridad vial. El antecedente más notable es en la provincia de Santa Fe. Su uso está prohibido desde 2011, facultando a la Dirección de vialidad Provincial a destruir todo tipo de cultivos que en esos espacios se realicen. Resolución Nº 136 (MASPyMA), del 16/3/2011. Resol. Nº 074 (MGyRE), Resol. Nº 040 (MP), Resol. Nº 497 (MS) y Resol. Nº 114 (MTySS). El fundamento de la ordenanza se basa en la homogeneización de los ecosistemas que ha sufrido esta provincia y la necesidad de proteger los espacios que brindan heterogeneidad. En la Provincia de Buenos Aires la Ley Provincial N° 10342 establece la potestad de los municipios para permitir el cultivo en rutas provinciales y caminos vecinales. En el partido de Tandil, la ordenanza Municipal N° 12288 adhiere a esta ley desde marzo de 2011, dando prioridad a los frentistas, los cuales obtienen el permiso ofertando un canon. En Abril de 2012 se modificó esta ordenanza, prohibiendo sembrar en las vías férreas y aumentando las restricciones para siembra en las banquinas. Distintas organizaciones están trabajando a nivel provincial para que se derogue definitivamente la ley Marco provincial.
Fotos: Liliana Rubilar.
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