Turismo
26 de September de 2012

Turismo cultural y patrimonio: una relación ambivalente

Dra. Valeria PALAVECINO y Dra. María Gabriela CHAPARRO

Lo que un sitio turístico tiene para ofrecer dentro de sus atractivos da origen a diversas modalidades del mismo: de sol y playa, de montaña, ecoturismo, turismo cultural, de estudios, de salud, gastronómico, etc. Cada una de estas distintas opciones define y caracteriza el espacio hacia el cual se movilizan los turistas. En la actualidad el turismo cultural es una de las modalidades que más creció y la industria turística lo reconoció por su potencial económico, ello ha generado una preocupación por la explotación y preservación del patrimonio histórico-cultural puesto en juego.Como muy bien ha marcado L. Bonet (2003), el turismo cultural “emerge como una consecuencia del propio desarrollo del mercado turístico, de su necesidad de diversificación y de la creciente importancia de la nueva clase media urbana, con un alto nivel de estudios, interesados en conocer y experimentar algo especial, diferente de la oferta turística masiva, con contenido cultural, simbólico, espiritual o histórico”. Ello genera un vínculo, por momento tenso, por los diversos intereses que atraviesan la relación del patrimonio y el turismo.

Hace ya unos años que se ha dejado atrás la idea de que los visitantes representaban una constante amenaza para la integridad de los bienes patrimoniales, sean estos tangibles o intangibles. Este paso fue posible en la medida en que se buscó pensar y accionar la relación entre turismo y patrimonio en sentido positivo, con el fin de conservar la Naturaleza y la Cultura (Carta de Turismo Cultural, México, 1999). Asimismo, actualmente se busca que el turismo cultural genere recursos que permitan la conservación del patrimonio, como así también que se transforme en una vía para educar a la comunidad generando una política preservacionista y de sensibilización. Así patrimonio y turismo se han convertido en factores esenciales para muchas economías nacionales y regionales siendo un factor de desarrollo o de autodesarrollo, siempre y cuando se gestione adecuadamente.

Por su propia naturaleza, el turismo ha llegado a ser un complejo fenómeno de dimensiones políticas, económicas, sociales, culturales, educativas, biofísicas, ecológicas y estéticas. En él se pueden descubrir numerosas oportunidades y posibilidades, siempre que se busque conocer la valiosa interacción existente entre los deseos y expectativas de los visitantes (potencialmente conflictivas) y de las aspiraciones y deseos de las comunidades anfitrionas o locales. Este objetivo se alcanza en la medida en que se reconozca que el turismo “es una actividad ambivalente, dado que puede aportar grandes ventajas en el ámbito socioeconómico y cultural, mientras que al mismo tiempo contribuye a la degradación medioambiental y a la pérdida de la identidad local, por lo que debe ser abordado desde una perspectiva global”, (Carta de Turismo  Sostenible, España, 1995).

La industria turística no es una panacea. Sus propuestas pueden generar en la comunidad anfitriona distintos tipos de reacción que pueden acentuarse en diferentes direcciones, generando tanto impactos positivos como negativos en la sociedad receptora. En síntesis un emprendimiento turístico con características culturales, y no solo estos, deberá “fundamentarse sobre criterios de sostenibilidad, es decir, ha de ser soportable ecológicamente a largo plazo, viable económicamente y equitativo desde una perspectiva ética y social para las comunidades locales”. Además debe perseguir como objetivo un desarrollo sostenible, es decir, que debe buscar una gestión global de los recursos con el fin de asegurar su durabilidad, permitiendo conservar el capital natural y cultural, incluyendo las áreas protegidas. Siendo el turismo un potente instrumento de desarrollo, puede y debe participar activamente en la estrategia del desarrollo sostenible. Una buena gestión del turismo exige garantizar la sostenibilidad de los recursos de los que depende (Carta de Turismo Sostenible, España, 1995).

Bibliografía citada y consultada

Bonet i Agusti, L. (2003): “Turismo cultural: una reflexión desde la ciencia económica”, en Portal Iberoamericano de Gestión Cultural. (www.gestioncultural.org).

ICOMOS, 1995. Carta de Turismo Sostenible, España.

ICOMOS, 1999.Carta Internacional sobre turismo Cultural. La gestión del patrimonio en los sitios con patrimonio significativo, México.

Getino, Octavio (2009): Turismo entre el ocio y el neg-ocio. Identidad cultural y desarrollo económico en América Latina y el Mercosur, Ciccus, Buenos Aires.

Toselli, Claudia (2006): “Algunas reflexiones sobre el turismo cultural”, en Pasos. Revista de Turismo y Patrimonio Cultural, Vol.4, Nº 2, Tenerife.

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Dra. Valeria PALAVECINO:
Centro Interdisciplinario de Estudios Políticos, Sociales y Jurídicos (CIEP), Facultad de Ciencias Humanas, UNICEN.
Contacto: valepalavecino [at] yahoo [dot] com [dot] ar
Dra. María Gabriela CHAPARRO:
Arqueóloga, Investigadora del CONICET y del INCUAPA (UE.CONICET-UNICEN). Programa PATRIMONIA, Facultad de Ciencias Sociales.
Contacto: chaparro [at] soc [dot] unicen [dot] edu [dot] ar