Lunes 14 de diciembre de 2009

Cerraron los cursos 2009: entusiasmada entrega de certificados compartieron miembros de la Universidad para Adultos Mayores

Cerraron los cursos 2009: entusiasmada entrega de certificados compartieron miembros de la Universidad para Adultos Mayores

Notables progresos en cantidad y calidad registra la actividad. Hubo sentidos discursos y reconocimientos. Una referencia zariniana que viene a cuento.


Viernes 11 a la hora 18.30. Aula Magna abarrotada de adultos mayores. No volaba una mosca, porque la palabra del psicólogo Adolfo Loreal se esperaba cual juez supremo de una actividad que culmina su noveno año, allí, en la querida Universidad Nacional del Centro que la mayoría de los presentes ha visto nacer.
En el estrado, el Director del programa de la Universidad de la Tercera Edad, apéndice de aquella. A su lado Julio Lester, secretario de Cultura de la Unicen. En el entorno, docentes, administrativos, una mesa cargada de diplomas y el cariñoso silencio del auditorio de esa tarde especial de cierre de un ciclo más de cursos dedicados a los mal tildados “viejos”.
“Esto que veo desde aquí es impresionante”, reconocía Loreal al recorrer el Aula con la mirada. “Es que recuerdo cuando hicimos el primer acto, con una matrícula que lejos estaba de llegar a más del medio millar de ahora que ha dado vida a nuestros diversos cursos”.
Y no se quedó el Director con su asombro anclado en la cantidad. “…pero más nos importa comprobar que lo que también ha crecido es la calidad de la oferta y la demanda de conocimientos. Por eso vaya mi agradecimiento por la tarea cumplida a los cursantes, al personal no docente y a los docentes del exitoso programa ”.
Invitó a los cursantes a tener en cuenta que con esta actividad “no sólo han mejorado su calidad de vida sino que han recuperado el status de persona mayor”. Luego, añadió su reconocimiento al Consejo de Mayores en la persona de Abel Delío, así como a los representantes en la Municipalidad y la Provincia.

COMPROMISO CIUDADANO

No faltó un rasgo generoso en su mensaje. “En este compromiso de continuidad que todos nos hacemos quiero sumar mi invitación a formar parte de esta vida universitaria también mediante la actividad de talleres propios de la especialidad que dominen”.
“La participación y el compromiso ciudadano nos llevarán a recuperar vuestra dignidad de personas mayores; sepan que el compromiso de ustedes es la actividad nuestra”, cerró el Director.

EJEMPLO DE VIDA

Julio Lester se unió al mensaje. “Traigo el saludo del rector, contador Roberto Tassara, quien junto a la secretaria académica general profesora Mabel Pacheco, debieron concurrir a un acto de Colación de Grados en Olavarría”.
“Vayan mi agradecimiento en general por lo actuado sumado a mi admiración hacia ustedes, que bien pueden considerarse maestros de la vida, ya que mediante sus actitudes dan un ejemplo a los demás”.

RECONOCIMIENTOS Y ENTREGAS

Gratificada y distendida la audiencia continuó saboreando el clima de la reunión de clausura. Cada uno de los docentes de los cursos recibió un certificado, anticipado por la lectura de una breve poesía de Mahadma Ghandi a cargo de la cursante Aída Valor.
Son éstos los docentes reconocidos: María Laura Arregui, Diego Asef, Silvia Aguiñaga, María Agustina Butron, Adriana Calvar, Beatriz Eleta, Marcelo Esperón, Santiago Feldman, José Ignacio Garay, Claudia Guerrero, Mauricio Hernández, Miryam Infantino, Gloria Lloveras, Gabriela López.
María Laura Maggiori, Mirta Maggiori, Mónica Menchón, María Emilia Michelini, Cristina Miranda, Mercedes Mosqueda, Leandro Rearte, Santiago Serén y Horacio Zarlenga. Por último, los docentes hicieron entrega de 330 certificaciones, por cursos, a cada uno de los adultos mayores capacitados.
Cálidos abrazos de Felices Fiestas y buenos augurios para 2010 le pusieron el moño a una reunión de placenteros resultados renovadores de energías.


“¿Viejo yo?”

Corría el ajetreado año ´70. La identificación entre los integrantes de la comunidad que daba vida a la Universidad de Tandil -- simiente de la hoy Unicen – contrastaba con los los avatares políticos que pretendían oscurecerle el horizonte.
El maestro Osvaldo Marcelino Zarini, creador y rector, amaba la juventud y lejos estaba de sentirse lejos de ella. Todo lo contrario. Algún sábado se unía a su diversión concurriendo a Grisby, aquella confitería bailable por la que desfilara Tandil entero.
Recibir su visita por un rato e invitarlo a tocar la guitarra era todo uno. El Rector aceptaba y hasta entonaba estrofas arrancando aplausos. La cuestión era sacudirse el estrés perfumando sus 40 años y pico con la frescura de la muchachada que lo rodeaba, contenta y hasta orgullosa de tenerlo con ella.
Al día siguiente, a pie rumbo al Rectorado no faltaba alguna voz chismosa pero amiga insinuándole cierto “pecado” social. – Che… Osvaldo… ¿no te parece que ya sos un viejo para ponerte a tocar la guitarra y cantar en Grisby?
La respuesta no se hacía esperar. – Mirá, para mí viejo es solo aquel que al ver una injusticia no se detiene a tratar de repararla; nada más”.
Viene a cuento la anécdota para trasladarla a la misión de la Universidad de la Tercera Edad. Esos “viejos” que al decir juvenil la nutren se han sumado a la corrección de la injusticia que significaba tener una Universidad que no se dedicara también a ellos.
Igual que el fundador, pueden estar seguros que aún son jóvenes de espíritu y siempre capaces de subsanar una injusticia.