Jueves 1 de octubre de 2009

Efectivo recurso promocional tuvo la UNICEN a través de uno de sus talleres

Se trata del exhibido con notable éxito en Vicente López por el profesor Leandro Rearte. Participará en la gran vidriera del torneo nacional a realizarse allí a fines de octubre. El singular arte marcial, por dentro.
Aspecto de clásico descuido juvenil, 26 años, contextura mediana, prolijo despeinado, de mirada transparente y suave nacida de ojos a media asta y rasgados, característica casi asiática que parece asociarse a la filosofía paciente del ejercicio del Tai-chi-chuan que cultiva y transmite con pasión contagiosa.
Se llama Leandro Rearte, es porteño y tandilense por opción desde hace más de 4 años y lleva 3 impartiendo clases para Adultos Mayores, niveles I y II, en la Unicen, amén de talleres intensivos en el Centro Cultural.
Hace unos días, durante una muestra anual en Vicente López, Gran Buenos Aires, con la participación de más de 20 escuelas de "tai-chi", Leandro y las alumnas avanzadas Natalia Rampoldi y Gabriela Zárate exhibieron en representación de la Unicen todo el trabajo que realizan aquí.
"Nos ovacionaron largo rato – detalló contento Leandro – algo que es muy positivo. Además, nos invitaron a participar en el torneo nacional de Kung Fu y Tai-chi-chuan que tendrá lugar allí a fines de octubre. Concursaré, solo, en varias disciplinas, es decir en espada, abanico y otras. Veré si traigo algunas medallas", confió el profesor.


Particular perfil


Esta disciplina se diferencia de las demás artes marciales de Oriente en que se trata de "un arte interno; en los externos se le da más importancia al cuerpo, a la expresión muscular, en cambio el interno trabaja sobre la mente".
"Desde el poder de la concentración y del equilibrio mental se maneja el cuerpo, tratándose así de algo completamente terapéutico. Lubrica las articulaciones y mejora el equilibrio; también estabiliza los hemisferios cerebrales porque se trabaja mediante movimientos circulares que mueven el cuerpo, vale decir que es la forma en que la mente mueve el cuerpo por medio de la circularidad, activando así los hemisferios cerebrales", explicó Leandro.
La bioelectricidad
De esta forma surge algo muy importante que es la bioelectricidad. "Es una energía interna que los chinos descubrieron hace cinco mil años. Todo el "tai – chi" se basa en ese principio de la medicina oriental que a través del trabajo sobre los órganos internos puede transformar la comida que consumimos en energía corporal, e inclusive aumentarla. Es posible así llegar a una edad longeva sintiéndonos vitales y fuertes".
En esto del equilibrio energético del cuerpo hay diferencia con el principio de la acupuntura. "En la acupuntura vos dependés de un profesional para que mediante la aplicación de agujas en distintas partes del cuerpo te reactive la circulación energética. En cambio, en el "tai-chi" vos aprendés a reactivar tu circulación".
Desmenuzó que la bioelectricidad lograda es altamente curativa. "Regenera los tejidos, las malas formaciones celulares previniendo el cáncer, aliviando las migrañas, además de otros tipos de beneficios saludables".


Paciencia, valor fundamental


En cuanto a si esto sucede más allá de la sensibilidad de cada organismo, apuntó que "depende de la práctica y la paciencia, un factor éste muy importante. En China, todas las mañanas hay gente que se reúne en las plazas para practicar estos ejercicios. Es algo cotidiano".
La suavidad de los movimientos circulares se asemeja, según Leandro, a "una aguja envuelta en algodón. A través de esa suavidad repetida comienza a manifestarse una fuerza interna muy grande. Nos sentimos bien enraizados en la tierra y moviéndonos con firme suavidad", especificó sin dejar de admitir en todo momento las dificultades para explicar y entender de parte de los lectores la esencia de la actividad.
"Se va enseñando de a poco una rutina de movimientos específicos para que, después, cada persona la practique en su casa durante toda la vida. Eso sí, para que surta efecto la gimnasia hay que desarrollar bien la técnica y los principios fundamentales del taoí chino".


Detalles de la práctica


"No debe olvidarse que tai-chi significa unidad, símbolo del tao, un círculo que contiene en su interior dos polaridades que se atraen y se repelen al mismo tiempo, igual que los átomos. Al agregarle el chuan estamos poniendo en práctica dicha filosofía en forma de arte marcial. Así captamos los principios del chi y del chuan dentro del propio cuerpo, moviéndonos a través del círculo tai de lo lleno a lo vacío".
"En un pie se deposita todo el peso del cuerpo, mientras el otro se levanta, quedando liviano. Una mano baja suave, relajada, y la otra golpea, es decir que una mano es chi y la otra chuan, invirtiéndose la polaridad por medio de los movimientos circulares y captando cuál es nuestro centro de gravedad donde brota la energía interna".
Por caso, los alimentos que está procesando el bajo vientre se convierten en energía, pudiendo a través de la respiración profunda extenderla hacia las extremidades del cuerpo, equilibrando la salud. Se trata de una práctica que no tiene ninguna contraindicación y hasta se puede hacer sentado".


Objetivo nacional


Dirigentes de la entidad que nuclea a todas las disciplinas marciales que se practican en Argentina estuvieron en la muestra de la exitosa participación de la delegación universitaria, una vidriera excelente para Leandro, sus alumnas y para la indirecta promoción del ingreso en la Unicen, "sobre la que me hicieron numerosas consultas acerca del emplazamiento, las carreras que se pueden estudiar y las acciones de extensión".
"Estaré sin falta en el torneo del 31 de octubre y 1° de noviembre, aceptando por supuesto la invitación cursada", aseguró Leandro esperanzado y arrugando su rostro como un fueye al sonreir, otro de los rasgos particulares de su semblanza también acorde con la tranquilidad y paz que imprime, ideales si se quiere para la enseñanza de ésta atrapante disciplina oriental.