ESPECTÁCULO POÉTICO TEATRAL EN EL CIERRE DE UNIVERSO

Jueves 24 de noviembre de 2016
ESPECTÁCULO POÉTICO TEATRAL EN EL CIERRE DE UNIVERSO
MATRIA, interpretado por la actríz María Celia Paniagua
VIERNES 25 A LAS 20.30 SALA B DEL CENTRO CULTURAL UNIVERSITARIO
(Retirar entradas una hora antes del espectáculo)
Poemas: Silvina Ocampo, Poe, Heine, Emily Dickinson, Yupanqui, Piaf.
Canciones: Sosa Cordero, Guastavino, Ginastera.
Versión en Francés: Silvia Barón Supervielle, Aurélie Menninger.
Colaboraciones: Juan Valenzuela, Mónica Ortelli, Rubén Iñíguez, Laura Forchetti, Ema Brunt, Perrin.
¿Y qué hay de la mujer que no tenga valija? ¿Adónde llevará su legado, su historia, los goces y pesares, su memoria?
Siempre habrá una urdimbre y a esta, le seguirá una trama. A puro aire y miedo respirado, a puro fuego y parto, la mujer enlazará raicillas, meristemas frágiles, palidísimos con generosas raíces principales hundidas en la fertilidad de las faldas, anclando troncos retoñados, flores y múltiples abrazos.
Como generoso continente, la mujer llevará todo en ella. Y como si del vientre tibio de los marsupiales se tratara, madurarán allí canciones, historias, vestidos rescatados, objetos. Hasta tres ríos brotarán. El mítico, el que han creado los dioses-hombres para ella; el histórico, de cuyas aguas le han dado de beber las mujeres de su familia; el río propio, el que ella elige para bañarse cada día.
De este caudal de gran mamushka renovará las hebras con las que bordará las buenas y las malas pasiones. Enlazará sonidos también. Las palabras que permitieron y las que no. Propias o prestadas. Las dispondrá como poemas o como heridas. Relucirán las lágrimas en el estuche de las joyas, y las culpas ferozmente rechazadas.
Entramado de raíces y sonoridades: los cantos de la tierra, los árboles y sus frutos, sagrados y profanos, las corolas adoradas y las huérfanas, regadas por el campo o en los intersticios de los roquedales y del cemento. Una música natural donde el timbre de dos cuerdas abre el mundo; un teclado de chapa, tarareo secreto en el que la lengua se amarga, se endulza. Y las hábiles manos que acarician, juegan, acicalan esa construcción íntima que lleva a cuestas. Lo que la abriga. Lo que no resigna.
Mónica Ortelli.