Miércoles 10 de noviembre de 2010

Conferencia internacional en la Facultad de Ingeniería

Experto francés expuso sobre

los hormigones de vanguardia

 

La tendencia mundial en la industria de la construcción es realizar obras que sean más durables y ambientalmente más sustentables. Para eso se requiere la utilización de nuevos materiales que puedan aumentar las prestaciones y contribuir a un desarrollo más amigable con el planeta.

En ese sentido, es cada vez es más frecuente el uso de hormigones que concentran una serie de cualidades que optimizan y facilitan la construcción de mejores estructuras. Invitado por el decano de Ingeniería, Edgardo Irassar, el doctor francés Aïtcin llegó días pasados a Olavarría para hablar de estos temas.

Aïtcin es doctor en Ingeniería, profesor emérito de la Universidad de Sherbooke en Québec, Canadá, y autor del prestigioso libro “Concreto de alto desempeño”, publicación de referencia para las obras civiles en todo el mundo. Este libro sobre tecnología del concreto resulta tan importante para la industria de la construcción que ya ha sido publicado en francés, inglés, portugués, checoslovaco, español, y hasta en chino.

En el Auditorio de la Facultad de Ingeniería y ante unos 100 participantes de diversos rubros académicos y profesionales vinculados a la construcción, el ingeniero expuso detalles de su libro y destacó la importancia de la formación en los jóvenes para poder realizar cada vez mejores estructuras.

Sobre este nuevo tipo de hormigón, Aïtcin explicó que “es una creación colectiva, es el resultado de un esfuerzo de algunos profesores y gente de la industria, que encontraron una mejor manera de utilizar el hormigón”. Las ventajas de este material es que es “más durable y más sustentable”, resumió el doctor.

“Si tengo que construir una columna, por ejemplo, con este hormigón se necesitará menos cemento y menos agregados, y la duración de la columna será probablemente diez veces superior”, graficó. “Es una evolución normal del material, como en toda la industria, aprendemos constantemente”, amplió.

El experto se quejó porque en Estados Unidos o Canadá se están demoliendo estructuras de no muchos años para reconstruir otras que cumplirán la misma función. Estas cuestiones son las que promueven la importancia de realizar estructuras que tengan una duración superior a las tradicionales, que requieran mínimo mantenimiento, lo que se traduce en una mejor sustentabilidad ambiental.

El ingeniero y docente admitió que uno de los principales problemas de la construcción mundial es que existe escasa y fragmentada educación. Resaltó que “en Argentina hay una buena ingeniería civil, y en Estados Unidos hay pocos profesores buenos que puedan enseñar la manera de hacer un buen concreto durable”.

Un problema para los países hispanoamericanos, según Aïtcin, es que existen pocos libros especializados escritos en castellano. Por eso “este libro viene a llenar un vacío, y yo se los distribuyo a los estudiantes que son el futuro de la industria. Ellos van a aplicar lo que se ha estudiado”, señaló. Al doctor se le reconoce haber renunciado a los derechos de autor de la traducción española para poder ofrecer gratuitamente la versión electrónica del libro a todos los estudiantes de ingeniería que estudian hormigón en las universidades de habla hispana.

Desafíos

En 1993 Aïtcin junto a dos colegas llegaron a la pobre y africana Ruanda, como desafío personal para poder colaborar con algunas de las miserias que padecen la mayoría de sus habitantes. Las necesidades habitaciones son algunas de las muchas que sufren. Ellos impulsaron un proyecto para construir hornos para hacer bloques de arcilla más resistentes y de mejor calidad que los hechos artesanalmente en ese país.

Aïtcin explicó que “con una técnica muy simple se pueden construir hornos tipo iglú, y utilizando las propias manos, sin necesidad de una manofactura industrial o automática”. En Ruanda se cultiva mucho arroz, “entonces descubrimos que usando la cáscara del arroz pudimos modificar las propiedades de la arcilla, haciendo los bloques más durables y livianos”, recordó. “En mi opinión, estos fueron los mejores bloques del mundo”, subrayó.

Este proyecto permitió mejorar la calidad de vida de varias familias de Ruanda, alentó el trabajo comunitario, y ofreció expectativas en zonas pobres que antes no tenían. Sin embargo, en 1994 comenzó un genocidio en ese país donde el gobierno hegemónico exterminó a una etnia rival, que desató asimismo venganzas y persecuciones, y que dejó decenas de miles de muertos. “Esto destruyó todo”, dijo.

A pesar de esa frustración, Aïtcin está convencido que su libro “es una manera de transmitir mi conocimiento e insistir en aquellas cosas que no nos hagan cometer los mismos errores en la construcción, para que utilicemos el hormigón como corresponde en cada nuevo emprendimiento. Ese es mi mensaje”, cerró.