Jueves 18 de octubre de 2012

Historias de la Comunicación: un concurso abierto a los cuatro vientos

Historias de la Comunicación: un concurso abierto a los cuatro vientos

La siempre inquieta sensibilidad académica de la Escuela Nacional Ernesto Sabato, apéndice de la Universidad del Centro, carácter que la eleva desde su nacimiento mismo dentro del variado abanico educacional tandilense y de la zona, acaba de dar forma a otra de sus iniciativas inteligentes.

Se trata del concurso literario regional titulado Historias de la Comunicación, nueva inquietud abierta a toda la comunidad que comparte con el Museo de Tecnología de la Información, Comunicación y Entretenimiento y la Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia.

“En 2010 hicimos el primer lanzamiento académico denominado Ficciones de la Historia Argentina, vinculado con el tema del Bicentenario de la gesta de Mayo y que tuviera una muy buena aceptación. De ahí que ahora decidiéramos lanzar otro llamado pero año por medio, para no cansar y a su vez tener mayor tiempo para organizarlo”, estimó la joven profesora Lorena Colello, una de las mentoras de la idea.

“En esta oportunidad decidimos que se crearan historias dando cuenta cómo los medios de comunicación y las nuevas tecnologías han impactado, modificado y cambiado nuestras vidas desde un grabador, un tabloide, el telégrafo y un teléfono celular”.

“La idea es que se escriban historias de dos a cuatro páginas de extensión que den cuenta sobre esas tecnologías y sus modificaciones. Por ejemplo, cómo la evolución de la radio cambió la vida de las familias, lo mismo que la televisión a color, el primer televisor en casa o un abuelo hablando por skype con su nieta. Qué relatos se pueden hacer en función de eso”.

CATEGORÍAS, JURADO Y PREMIOS

Lorena, docente en Sabato desde 2005, desmenuzó además que el concurso está dividido en categorías: la A, para alumnos de 1º, 2º y 3º años; B, para los de 4º, 5º y 6º, y C, destinada al público en general, tanto de Tandil como de toda la región”.

En cuanto a la técnica, el cuento debe ser una narración de hechos ficticios, lo que implica la intensificación de la línea argumental, con mayor importancia de los núcleos y de menor cantidad de acciones secundarias. “El cuento – acotó Lorena – tiende a producir una impresión rápida y de conjunto, a través de una estructura narrativa rigurosa que conduce a un desenlace sorprendente o desconcertante”.

El Jurado, según decidiera la organización, está compuesto por el director de la Escuela, profesor Tomás Landívar, el periodista y autor teatral Julio Varela y el también autor teatral Raúl Echegaray.

Han sido aplicados premios para los trabajos que resulten primero, segundo y tercero, entregándose menciones en caso que lo estime el Jurado. Para el lunes 17 de diciembre está previsto, en la mencionada Biblioteca, el acto de entrega de las premiaciones.

ENTREGA DE TRABAJOS Y DETALLES TECNICOS

La recepción de trabajos, ya abierta, se extenderá hasta el 30 de noviembre venidero, tanto en la Sábato, calle Lobería 760, como en la Biblioteca Rivadavia, San Martín 516.

Deben presentarse 3 ejemplares de cada obra, cada uno de ellos firmado en la carátula por el autor con un seudónimo. Las hojas a usarse deben ser 4, con interlineado 1,5, en letra Times New Roman, cuerpo 12, impresas en simple faz.

ALGUNAS REFLEXIONES

El nacimiento del concurso y su diseño “surgió de los profesores del departamento de Lenguas de la Escuela”, recordó Lorena, docente que imparte allí la materia Prácticas de Lenguaje en primer año. “¿Cuál es la esencia de esta inquietud literaria? Buscamos que los chicos se acerquen a la escritura de la literatura, sobre todo los alumnos de la franja del ciclo básico, quienes por lo general quedan afuera de este tipo de convocatorias. De esta forma los trabajos no quedan en el salón sino que salen de la Escuela”.

“Me parece – afirmó – que hay muchos chicos que les gusta leer y escribir, más allá de los desarreglos de la difícil realidad circundante que precisamente no los estimula en ese sentido. Creo que esto que organizamos es un buen aporte constructivo. Un granito de arena, pero que ayuda al fin”.

“Cierto es que el hábito de lectura de otras generaciones no está ahora tan desarrollado. Hoy se escribe distinto, con herramientas diferentes. Un buen libro se puede escribir con lápiz y papel, pero también con una notebook. Ninguna herramienta es desechable. Ninguna tapa a la otra. Tanto el lápiz como la computadora van a seguir siempre. Sólo hay que saber usarlos”.

Entiende Lorena que el uso de la letra manuscrita, fiel reflejo de nuestra identidad, “está marginado, si; a veces sólo se emplea en la firma, sin embargo el sistema escolar la usa cuando se trata de enseñar a leer y escribir. Después, claro, el avance de las tecnologías produce cierto abandono inevitable hasta llegar a la adultez”.

“Es que ha cambiado el instrumento. Antes era la pluma, después el lápiz, la birome y ahora el teclado. Sí, se pierde en identidad pero se gana en otras cosas. No lo veo como algo negativo. Está y hay que aprovecharlo. En este mundo todo coexiste”, subrayó la docente.