Miércoles 2 de marzo de 2022

Los nuevos desafíos medicinales y sociales del cannabis

Los nuevos desafíos medicinales y sociales del cannabis

Después de su experiencia en el País Vasco, el doctor Gastón Barreto plantea los nuevos desafíos medicinales y sociales del cannabis en el país que saldrán desde la UNICEN. Entrevista en Radio 10.

¿Cómo empezó este vínculo tuyo con los distintos trabajos del cannabis en el campo medicinal?

Empezamos abordando desde la extensión universitaria. Los primeros trabajos que empezamos a hacer estuvieron vinculados a esto, en 2015-2016 fue el nicho donde encontrábamos la temática con esto: entendíamos en ese momento que debíamos charlar algunos prejuicios existentes y además tuvo que ver cómo nació el tema, no como una agenda en el mundo científico sino como una discusión social, una necesidad insatisfecha y empezamos a ver desde las instituciones como acompañar esa problemática y que herramientas teníamos para poner sobre la mesa.

¿Sentís que hemos avanzado desde ese momento?

Se ha avanzado mucho, hubo pasos cortos pero firmes, venimos todos concebidos y construidos culturalmente desde una lógica provisionista.

Un hito fue la formulación y generación de la Ley 27.350/2017 y su primera reglamentación en la segunda parte del año, no es la mejor ley la que tenemos ni logró satisfacer todas las necesidades, pero marcó un cambio legislativo muy importante. Es una ley de investigación, generó organizaciones institucionales como redes de investigadores en cannabis, en su momento se generó en el seno de lo que era el ex Ministerio de Ciencia y Tecnología, ahí se conformó la primera red que fue en 2017 o 2018 y ahora la tomó fuertemente Conicet, en la actualidad integro parte de esa red, hemos tenido muchos adelantos, hoy podés conseguir en las farmacias productos con un principio activo de cannabis, el cannabidiol sobre el que menos prejuicio hay. Tenemos productos en los mercados, por suerte hay mucha discusión.

¿Falta información, hay confusión?

Falta articulación entre algunas instituciones, falta una bajada seria, formal a instituciones de las fuerzas Judiciales, por ejemplo. Tienen que reconocer los avances que se van dando, sigue sucediendo que gente inscripta en el programa Nacional para usuarios de cannabis de uso terapéutico siguen teniendo procesos judiciales. Hay mucha gente que desconoce esa realidad, la certificación, que hay un aval, un permiso para la auto-provisión, creo que falta mucho ejercicio de comunicación entre las instituciones para lograr que se atienda en el marco que surge como una demanda social y una necesidad.

¿Qué pudiste rescatar de lo que viste en el País Vasco?

Estas experiencias siempre son enriquecedoras integralmente, pero en particular fui a trabajar con una línea bien científica. Somos un grupo de investigación que venimos formando optimización de procesos y desarrollo de materiales, de alguna manera vinculamos todo este ejercicio y esta dinámica que habíamos generado de cannabis desde una pata extensionista, de vinculación, proyección e investigación, ahí la conectamos con ese desarrollo de materiales donde lo que se viene proponiendo en distintas convocatorias es desarrollar sistemas de liberación llamados “nuevos sistemas de liberación controlada” de aquellas moléculas bioactivas  que están presentes en el cannabis. En definitiva, es lograr materiales que hagan más eficiente el mecanismo de acción de cannabis en el cuerpo. Esto se trabajó en el país vasco considerando que ya había un recorrido, capacidades analíticas con más años y ahorra mucho tiempo en el abordaje de la temática poder estar trabajando en el seno de un grupo donde ya han recorrido algunas cuestiones experimentales.

¿Qué deberíamos reforzar en cuanto a las herramientas, financiamiento?

Si lo comparamos con lo que sucede en términos de financiamiento de un lugar como el País Vasco la verdad es que estamos muy lejos en inversión y en financiamiento pero no en productividad, esa falta de financiamiento nos lleva a tener mucha creatividad y resolverlo.

En abril van a comenzar a trabajar dos becarios en la temática, hay un escenario distinto al pasado. Hay articulación en algunos organismos, con la Agencia Nacional de Laboratorios de Producción Pública de Medicamentos y Conicet, están atentos, abren oportunidades para poder financiar, son escasos, estamos en una situación muy compleja con los costos de insumos en dólares pero no nos detenemos.

¿Cuáles son los objetivos de este año?

Fortalecer el grupo de trabajo en línea de investigación, vamos a tener recursos humanos genuinos, al iniciar dos becarios Conicet con dedicaciones exclusivas en formación de esta temática nos van a ayudar a formar un escenario totalmente distinto. Hasta ahora veníamos haciendo una introducción del tema dentro de nuestra línea de investigación y viendo como podíamos llevar adelante esta línea que proponíamos inicialmente. Tenemos un cultivo experimental, el año pasado con la inauguración del mismo, sumado a la formación que vamos a tener creo que tenemos un año de oportunidad para aprovechar y fortalecer la línea de investigación.

¿Dentro de este cultivo experimental, estamos muy lejos de que el consumidor pueda descubrir de que se trata? Visualizamos como está pasando a nivel mundial, la industria farmacéutica y los productos certificados que se consiguen son de cannabidiol, la industria se está enfocando en eso. Hay una oportunidad del Estado de pensar en estrategias soberanas de productos genuinos que tiene que ver con los que mayores porcentajes están usando, como por ejemplo, dolor, se usa como calidad de vida y paliativo del mismo, el cannabidiol no es suficiente para estos casos y deberíamos pensar también en el otro componente del cannabis que es el THS. Hay un producto a nivel mundial conocido como Sativex aprobado para el dolor derivado de plantas, no es un aislado mono-componente, sino que tiene varios componentes del cannabis, esto es un desafío soberano.

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