Jueves 19 de noviembre de 2009

Los orígenes de la vida: “El docente debe asumir el conflicto entre Dios y la ciencia”

Los orígenes de la vida: “El docente debe asumir el conflicto entre Dios y la ciencia”

El delicado tema fue desmenuzado en las recientes Jornadas de las Ciencias Naturales de la Escuela Nacional Sabato por la investigadora cordobesa Ana Jalil. “Eludir el conflicto por parte del profesor hace dudar de la Fe; tiene que trabajar con él y asumir que la explicación dogmática y la científica tienen distintas lógicas de validación, de razonamiento, y que no hay que confundirlas”.


A la incidencia de las ideas creacionistas en las clases de Evolución se refirió en conferencia, el lunes 16 en la Escuela Nacional “Ernesto Sabato”, la magíster cordobesa Ana Jalil, docente e investigadora de la Universidad Nacional de Córdoba. Lo hizo durante las II Jornadas de Enseñanza de las Ciencias de la Naturaleza que, bajo el lema “La teoría de la evolución y la enseñanza”, ofrecieran la Dirección y comunidad académica del establecimiento apéndice de la Unicen situado en Lobería 760.
La oportunidad de capacitación gratuita aprovechada por unos 70 docentes de los renglones primario y secundario también contó con una charla a cargo del licenciado Eduardo Wolovelsky, de la UBA, quien desarrollara luego el tema “El legado de Charles Darwin”, también en homenaje al centenario del natalicio del recordado investigador inglés de cuya publicación “Orígenes de las especies” se cumple este año el sesquicentenario.
“La propuesta que traigo es sobre qué pasa cuando los docentes intentan explicar las teorías evolutivas a los alumnos de la escuela secundaria”, sintetizó Jalil en un aparte previo con la prensa.

Un camino conflictivo

“Sucede que a veces los profesores no tienen en cuenta las creencias de los alumnos, fundamentalmente las religiosas. Algunas veces las ponen en juego en el aula diciendo que hay una explicación religiosa y otra científica para el origen de la vida y para la evolución de las especies. Y no hay conflicto entre ellas. Por el contrario, yo sostengo que sí lo hay”.
“Dicen, según mi investigación, que no hay conflicto porque la Iglesia acepta las teorías de la evolución; por eso se acabó el conflicto. En realidad hay conflicto y es inherente al modo mismo de operar que tienen la religión y la ciencia en sus discursos. Para la ciencia, todo hecho tiene que ser sometido a prueba, y para la religión la teoría es dogmática”.
Por lo tanto, conforme a Jalil “en la evolución se acepta la intervención del azar; por ejemplo, en la formación de las primeras moléculas orgánicas y las células de los seres vivos y sus mutaciones. En cambio, en la religión el azar no tiene lugar, porque hay un gran diseñador que maneja los tiempos, modos y mecanismos de la evolución”.
De esta forma “están esas dos posiciones necesariamente en conflicto. He visto en mi pesquisa que cuando el docente las tiene en cuenta y dice que no hay conflicto, al finalizar la clase entrevisto a los alumnos y compruebo que tienen un tremendo conflicto”.
Entiende la a su vez bióloga, bioquímica y ex misionera católica que no es miedo a meterse en el tema lo que produce el conformismo docente. “Creo que los docentes que lo tienen en cuenta es porque no asumen este conflicto, ni en ellos mismos. Expresan que alguna vez lo tuvieron, pero que ya lo resolvieron. Los que no lo tienen en cuenta y simplemente dicen que la religión va por un lado y la ciencia por otro, dicen entonces yo, que soy profesor de Ciencias, me dedico a dar lo científico”.

Una elusión que confunde

Agregan a los alumnos que “si ustedes tienen creencia religiosa no es tema de la clase, y aplican la teoría evolucionista desde el punto de vista científico. Es decir, al conflicto no lo toman en cuenta”.
“Sin embargo, el alumno tiene las creencias más allá que el docente no las considere. Entonces, aquel incorpora esa explicación científica compleja amalgamándola con lo religioso para armar un discurso que tiene una cierta coherencia interna, pero que desde el punto de vista de la ciencia es inaceptable”.
Y da un ejemplo: “Dicen que Dios creó a las especies que luego evolucionaron, con lo cual no entienden los mecanismos que la ciencia tiene hoy para explicar cómo ocurrió el origen de la vida, del hombre y cómo evolucionaron las especies”.
“Aparentemente todo cierra, pero en verdad lo que sucede es que el alumno se queda con esos interrogantes, y al final de la actividad didáctica todas las cosas que plantea el docente hacen dudar de la fe en Dios. Una afirmación muy fuerte”.

Enseñar sin temores

Interpreta la magíster Jalil que cuando se tocan estos temas “hay que hacerlo con la suficiente apertura como para generar no diálogo abierto, donde todos puedan poner en la mesa sus creencias y preconceptos”.
En tanto, el docente “tiene que trabajar con todo eso y asumir que, la explicación dogmática y la científica tienen distintas lógicas de validación, de razonamiento, y que no hay que confundirlas. Para el que quiera creer, que crea, pero no puede con los argumentos de la religión explicar la ciencia porque éste es un fenómeno sin explicación”.
“Aplicando fuerzas sobrenaturales no se puede explicar porque es imposible poner éstas a prueba. Es como poner a prueba la existencia de Dios. Interpreto entonces que los docentes tienen que hacer jugar esas creencias y confrontarlas sin tenerle miedo al conflicto”.
“Debe pensarse que el conflicto no es en sí mismo negativo, sino connatural a la forma en que se piensa y que en el bagaje de concepciones que una persona tiene pueden coexistir ambas formas de explicación. El tema es que cuando el docente quiere explicar algo científicamente no deba usar los argumentos religiosos, y viceversa”.
“Ahí no se está entendiendo cómo opera la ciencia, lo que en el alumno despierta no sólo una reticencia al tema, también a la ciencia en general”, subraya la investigadora invitada.