Trabajan para salvar un animal autóctono en extinción
En UNICEN trabajan para salvar un animal autóctono en extinción
Desde lejos no se ve
Como el aromo de Atahualpa Yupanqui, que es envidiado por los que no conocen su esfuerzo para crecer entre las piedras; como la gente simple a la que adora Facundo Cabral por tener la inocencia de que cambien las cosas; como esos creyentes de La Solané que siguen a un Tata Dios sin milagros, ese cristo de barro masacrado a puños y plumas tantas veces como años pasaron de su llegada a este suelo; como todos los que sabiendo que todo se vendrá abajo igual cultivan la flor acatando el mandato poético del cubano José Martí; como todos ellos y como cada uno de los que a diario depositan su fe en la luz de los libros y el esfuerzo de sus manos; los científicos apuestan cada minuto de su existencia a ampliar el horizonte de posibilidades buenas en un siglo que parece traerlo una y otra vez a Discépolo para escribir un tango desesperado.
Uno de esos hombres con la intención proteger la vida, aunque sea un centímetro cuadrado, con paciencia, es decir con la ciencia de la paz, es Igor Berkunsky - el hijo de Roberto, uno de los padres de la psiquiatría en Tandil- que, desde el Arca creado en el campus de la Universidad Nacional del Centro, estudia, cuida y ayuda a seguir en el planeta al Sapito de las Sierras (Melanophryniscus nigricans), un animal autóctono único en el planeta y con serio riesgo de extinguirse.
Igor fue alumno de la escuela Granja, luego estudió biología en La Plata, recorrió varios países de Sudamérica especializándose en temas de preservación y regresó hace unos años atraído por su terruño al que ya le faltaban muchas de aquellas criaturas con las que jugaba en sus años de infancia. “Me crie en la zona del Tiro Federal, donde se veían estos animalitos, que ahora cuesta mucho encontrar”, cuenta y luego explica que las sierras de Tandilia se fueron transformando en islas ya que los pastizales de su entorno no son como los de antes y por eso la reproducción de esta especie se ve muy complicada.
Sus palabras llegan a los oídos de una niña de once años que visita esta construcción de piedra y techo vivo lindera al jardín de infantes Arroyito en el campus universitario –eso explica el microclima seco y fresco en días de mucho calor- y las preguntas surgen espontáneas. “Qué comen; cuánto viven; cómo son sus días”, interroga Manuela y su entrevistado responde con la simpleza que cultivan los amantes de la ciencia y la docencia. “Ves, estos bichitos –saca de una especie de pecera unos carbones que llevan encima insectos blancos de menos de un milímetro- se llaman Colémbolos. Nosotros los criamos para que los sapitos tengan que comer”, narra. Luego le muestra a la niña las manchas rojas en los cueros negros de los anfibios y le explica que eso es como la huella dactilar en el humano, que cada ejemplar tiene distintas formas y que gracias a eso se pueden hacer los registros. “Llegamos a tener los datos de un sapo de 8 años, pero no se sabe cuánto tiempo pueden vivir”, aclara y más tarde exhibe un video en el que una hembra lanza los huevos que el macho depositará sobre las hojas de una pequeña planta para que nazcan los renacuajos, varios de ellos con posterior protección en la casa de estudios que idearan soñadores como Osvado Zarini.
El periodista que mira la escena y registra la secuencia siente la brisa fresca que conoció al leer por vez primera Hojas de hierba de Walt Whitman y piensa que el universo tiene instantes esperanzadores, que, como cantan nuestros enormes Piojos, desde lejos no se ven.
Sobre la inauguración de Arca
Vale recordar que el 5 de noviembre pasado en UNICEN inauguraron Arca, una construcción para proteger al Sapito de la sierra, entre otras actividades. Fue durante la celebración de los 20 años del Instituto multidisciplinario sobre Ecosistemas y Desarrollo Sustentable. En ese evento en el que se puso en valor el espacio de restauración y conservación ambiental destinado a proteger especies del entorno regional el rector Marcelo Aba instó a los agentes universitarios a seguir esforzándose en procura de colaborar con soluciones a los problemas medioambientales.