Jueves 5 de diciembre de 2013
Tandil

Un joven que aspira a ponerse en los zapatos de los demás

Kevin Ruiz, mejor promedio de la Escuela Sabato   

 

Un joven que aspira a ponerse  en los zapatos de los demás

   Kevin Ruiz (“a mi único hermano, de 24, mis padres Germán y Alejandra Torres le pusieron Brian, entonces me ligué el Kevin”) nuevo egresado de sexto año de la Escuela Nacional Ernesto Sabato, apéndice de la Universidad del Centro, acaba de ganarse en la instancia final transcurrida del 21 al 23 de noviembre en Villa La Angostura, Neuquen, en representación del Sabato, el segundo lugar (eje político) de la Olimpíada Nacional de Filosofía en la que participaron 77 alumnos de escuelas secundarias de todas las provincias de nuestro país.

        El trabajo paterno lo llevó, de traslado en traslado y mudanza tras mudanza, a madurar en cuanto a desarraigo se trata. “De la Escuela 53 de barrio Falucho pasé al primario de la Normal y luego un año a la Escuela Santa María de Escobar, provincia de Buenos Aires”.

     “De regreso a Tandil terminé primario en Normal, seguí el secundario y a partir de cuarto año decidí pasar a la Sabato donde continué hasta sexto año “A” del que egreso ahora. ¿Qué me inclinó al cambio? En la Normal tenía el mejor promedio hasta entonces, pero una compañera me contó que se había anotado para entrar en Sabato y que creía que era mejor para mi inteligencia por su nivel académico y dependencia de la Unicen”.

     “Y para probar, ya que estaba acostumbrado a cambiar de escuela y hacer nuevos amigos, me anoté como suplente. Lo hice para dar una mejor base a mi formación; ya estaba decidido a continuar estudiando y recibirme de ingeniero mecánico. Tuve suerte y entré”.

 

Por qué Filosofía

 

      “Sí, es cierto que lo filosófico parece no tener nada que ver con la Ingeniería, pero me atrajo el incentivo de la Filosofía al conocimiento crítico del hombre. Atraverse a pensar por uno mismo y ver lo que nos rodea con más profundidad, de forma más subjetiva y a la vez a conocerse con mayor profundidad uno mismo, algo imprescindible para conocer mejor a los demás”.

      Por supuesto, se sumó a esta convicción la enseñanza docente. “Las profesoras Daniela Urdampilleta y Yesica Peralta Aguirre me ayudaron muchísimo y me impulsaron a participar en el certamen. En cuarto año asistí  como oyente a los talleres dedicados a los chicos de quinto y sexto que participaban en las Olimpíadas. Me gustó, y en quinto ya tenía la materia con Daniela y me lancé a participar”.

  “Me fue bien en la competencia local, y en la provincial me pasó lo mismo junto a mi compañera Martina y pasamos los dos a la etapa nacional pero no alcanzamos a ganar, quedamos sólo como finalistas, yo en el eje ético”,

    “Ya en sexto año volví a participar etapa tras etapa y llegué, también en Angostura, a colocarme en el segundo lugar nacional, esta vez en el eje político. Creo que fui el único que llegó dos veces consecutivas a finalista. Hice otros amigos nuevos, la pasé muy bien y alcancé mucho mejor rendimiento académico. Una felicidad inmensa”.

 

El método olímpico

 

      El sistema empleado consiste en dar a los participantes material bibliográfico referido a autores famosos como Platón, Freud, Sartre y otros. Las preguntas iniciales se orientan a tomar un rumbo de producción personal con referencia final a una problemática actual. En la primera instancia se toman cinco consultas relacionadas con la bibliografía recomendada.

    En la provincial cuatro, análisis de texto y por último una producción personal, por caso la alienación del hombre con respecto a la tecnología, mientras que en la etapa nacional presentan tres preguntas, una de texto, otra de análisis de toda la bibliografía del año y una de ensayo sobre una opinión personal.

  

Lo que se viene

    

     Kevin, habitué a la lectura, aficionado al boxeo y que se toma tiempo para tener una novia, ganó así el derecho a concurrir en octubre venidero a las Olimpíadas Latinoamericanas en Brasil (“no sé aún si se harán en San Pablo o Río”), y también el año próximo , a través de otro derecho obtenido por una vía distinta, a integrar el equipo argentino que participará en las Olimpíadas Internacionales de Filosofía que tendrán lugar en Rusia.

      El año que viene se trasladará a estudiar a Buenos Aires. “Pienso alquilar en una pensión porteña. No ingreso a la Unicen para hacerlo en la sede Olavarría porque usaré una beca completa que me ofreció el Instituto Tecnológico de Buenos Aires por haber alcanzado el promedio general entre 9.40 y 9.60 en la Sabato que, según me dijeron, es el mejor promedio de la Escuela. Además, me tira mucho la cercanía de la Capital a Escobar, donde tengo un montón de amigos de la primaria que iré a visitar seguido”.

  

Sociedad, política y horizonte

 

      Como si fuese una prolongación olímpica no eludió pregunta alguna durante la charla. “Vivimos en una sociedad bastante fragmentada desde el punto de vista político. Hay quienes movilizan más que el otro. Todos somos políticos. Hay quienes hacen política partidaria; hay quienes la hacen todos los días, pero hay muchos que dicen que no les gusta, que no quieren salir de la rutina diaria. Y está bien. Sin embargo, entiendo que no deben perder el pensamiento crítico, el juicio y un poco de cordura, de lo contrario vivimos quejándonos y en cambio no hacemos nada”.

    “Si bien somos un país en continuo progreso, hay que trabajar mucho y también en el pensamiento político. Tanto para ver la realidad y tratar de cambiarla hay que tomar conciencia de lo que uno vive y lo que el otro vive, que puede tener una realidad más o menos favorecida. Y trabajar para mejorar ambas; la del empresario y la del obrero que tiene menos capacidad económica. Pensar en términos de libertad, sin perder de vista la del otro”.

 

Defender la democracia

 

     “Entiendo que para ver al otro tenemos que empezar por vernos y conocernos nosotros mismos. Entonces, hay que hacer un esfuerzo grande, intelectual y espiritual. Algo que hoy hacen muy pocos y la mayoría ni lo piensa porque están preocupados sólo por la coyuntura de una vida acelerada por el avance de la tecnología y la modernización, que no se toma tiempo para reflexionar. Se va alienando con el trabajo y pierde el sentido práctico, la capacidad para la reflexión e intentar cambiar esta realidad”.

     “No me refiero a tomar las armas y hacer una revolución, sino una movilización diaria de trabajar un poquito más y siempre aportar un granito de arena para el prójimo y para uno mismo. Como ya dije, hay que pensar en los demás y en uno mismo. Criticar y preguntar el porqué de las cosas”.

      Está convencido Kevin que “es muy importante que usemos esta democracia que tenemos, que no es perfecta pero sí perfectible. Hay que hacerla valer, porque ya sabemos lo que representa no tenerla. Debemos tener conciencia de lo que vivimos en nuestra ciudad, la provincia y lo que vive nuestro el país y el mundo. Nuestro modelo económico y social de país no es una concepción meramente nuestra, sino que está ligada a un sistema global”.

   “Creo que a nuestra sociedad hay que incentivarla a atraverse a pensar. A hacerlo cada uno por uno mismo y por el otro como uno igual, ayudando al prójimo en eso y sin olvidar que tenemos nuestros derechos pero también nuestras obligaciones como ciudadanos para mantener así un equilibrio que a todos nos guste. Vivir esta realidad acelerada sin perder el sentido humano de las cosas que esta realidad parecer vencer, deshumanizándonos. Esto nos permitirá progresar como pueblo y nación”.

 

Balseiro, es la meta

 

    El talentoso Kevin, inspirado al principio en el pensamiento político de los revolucionarios rusos que fue conociendo al estudiar Historia y leer a Perón -- “me motivaron a pensar así. Además mi padre es justicialista; está en el PJ y es asesor actual del concejal Néstor Auza”-- lee hoy libros de ciencia ficción y ensayos, “de Galeano, otros y su forma de pensar. De cada autor saco algo”.

   “Vengo de una familia dedicada a la construcción y la industria para Metalúrgica. Mi papá es técnico electromecánico y siempre me hablaba de física, de mecánica, de su trabajo. En cuarto año tuve de profesor de Física a Adrián Givonetti, que me mostró ese lado de la ciencia que yo no conocía; el porqué físico de las cosas de la Naturaleza. Todo esto me impulsó mucho a querer seguir una carrera de esas”.

     “Cuando vimos Física Nuclear me interesó todo lo que era átomo y energía. Entonces decidí ser ingeniero nuclear. Primero, claro, tengo que recibirme de ingeniero mecánico, inquietud que me encantó desde la energía y la transformación de la materia para mejorar la calidad de vida del hombre”.

     “Tenía pensado ir a estudiar a Olavarría, o La Plata, pero me sucedió esto de la beca en la Capital del Instituto Tecnológico de Buenos Aires. Hace poco me llamaron para comunicarme que mi carpeta había sido aceptada y me otorgaron el ciento por ciento de toda mi carrera. Una oportunidad que no podía dejar pasar. Creo que voy a poder adaptarme. Luego de dos años de especialidad intentaré ingresar en el Instituto Balseiro”.

           En suma, un hijo de Tandil que es cosa seria. Que enorgullece.

 

Carlos Iparraguirre (Prensa Unicen)

Kevin Ruiz, mejor promedio de la Escuela Sabato    (volanta)

 

 

Un joven que aspira a ponerse

en los zapatos de los demás             (título)

 

 

     (material)

 

 

        Buena traza. Estatura mediana, delgada, hombros anchos, pelo crespo, rostro agradable, gestos francos, mirada inteligente, inquisidora, sin dejar de ser dulce.  Un joven tandilense, de 18 años recién cumplidos, sencillo, de familia común que vive en calle Brown 161 y un horizonte personal que empezó a trazar pleno de esperanzadas expectativas. 

   Kevin Ruiz (“a mi único hermano, de 24, mis padres Germán y Alejandra Torres le pusieron Brian, entonces me ligué el Kevin”) nuevo egresado de sexto año de la Escuela Nacional Ernesto Sabato, apéndice de la Universidad del Centro, acaba de ganarse en la instancia final transcurrida del 21 al 23 de noviembre en Villa La Angostura, Neuquen, en representación del Sabato, el segundo lugar (eje político) de la Olimpíada Nacional de Filosofía en la que participaron 77 alumnos de escuelas secundarias de todas las provincias de nuestro país.

        El trabajo paterno lo llevó, de traslado en traslado y mudanza tras mudanza, a madurar en cuanto a desarraigo se trata. “De la Escuela 53 de barrio Falucho pasé al primario de la Normal y luego un año a la Escuela Santa María de Escobar, provincia de Buenos Aires”.

     “De regreso a Tandil terminé primario en Normal, seguí el secundario y a partir de cuarto año decidí pasar a la Sabato donde continué hasta sexto año “A” del que egreso ahora. ¿Qué me inclinó al cambio? En la Normal tenía el mejor promedio hasta entonces, pero una compañera me contó que se había anotado para entrar en Sabato y que creía que era mejor para mi inteligencia por su nivel académico y dependencia de la Unicen”.

     “Y para probar, ya que estaba acostumbrado a cambiar de escuela y hacer nuevos amigos, me anoté como suplente. Lo hice para dar una mejor base a mi formación; ya estaba decidido a continuar estudiando y recibirme de ingeniero mecánico. Tuve suerte y entré”.

 

Por qué Filosofía

 

      “Sí, es cierto que lo filosófico parece no tener nada que ver con la Ingeniería, pero me atrajo el incentivo de la Filosofía al conocimiento crítico del hombre. Atraverse a pensar por uno mismo y ver lo que nos rodea con más profundidad, de forma más subjetiva y a la vez a conocerse con mayor profundidad uno mismo, algo imprescindible para conocer mejor a los demás”.

      Por supuesto, se sumó a esta convicción la enseñanza docente. “Las profesoras Daniela Urdampilleta y Yesica Peralta Aguirre me ayudaron muchísimo y me impulsaron a participar en el certamen. En cuarto año asistí  como oyente a los talleres dedicados a los chicos de quinto y sexto que participaban en las Olimpíadas. Me gustó, y en quinto ya tenía la materia con Daniela y me lancé a participar”.

  “Me fue bien en la competencia local, y en la provincial me pasó lo mismo junto a mi compañera Martina y pasamos los dos a la etapa nacional pero no alcanzamos a ganar, quedamos sólo como finalistas, yo en el eje ético”,

    “Ya en sexto año volví a participar etapa tras etapa y llegué, también en Angostura, a colocarme en el segundo lugar nacional, esta vez en el eje político. Creo que fui el único que llegó dos veces consecutivas a finalista. Hice otros amigos nuevos, la pasé muy bien y alcancé mucho mejor rendimiento académico. Una felicidad inmensa”.

 

El método olímpico

 

      El sistema empleado consiste en dar a los participantes material bibliográfico referido a autores famosos como Platón, Freud, Sartre y otros. Las preguntas iniciales se orientan a tomar un rumbo de producción personal con referencia final a una problemática actual. En la primera instancia se toman cinco consultas relacionadas con la bibliografía recomendada.

    En la provincial cuatro, análisis de texto y por último una producción personal, por caso la alienación del hombre con respecto a la tecnología, mientras que en la etapa nacional presentan tres preguntas, una de texto, otra de análisis de toda la bibliografía del año y una de ensayo sobre una opinión personal.

  

Lo que se viene

    

     Kevin, habitué a la lectura, aficionado al boxeo y que se toma tiempo para tener una novia, ganó así el derecho a concurrir en octubre venidero a las Olimpíadas Latinoamericanas en Brasil (“no sé aún si se harán en San Pablo o Río”), y también el año próximo , a través de otro derecho obtenido por una vía distinta, a integrar el equipo argentino que participará en las Olimpíadas Internacionales de Filosofía que tendrán lugar en Rusia.

      El año que viene se trasladará a estudiar a Buenos Aires. “Pienso alquilar en una pensión porteña. No ingreso a la Unicen para hacerlo en la sede Olavarría porque usaré una beca completa que me ofreció el Instituto Tecnológico de Buenos Aires por haber alcanzado el promedio general entre 9.40 y 9.60 en la Sabato que, según me dijeron, es el mejor promedio de la Escuela. Además, me tira mucho la cercanía de la Capital a Escobar, donde tengo un montón de amigos de la primaria que iré a visitar seguido”.

  

Sociedad, política y horizonte

 

      Como si fuese una prolongación olímpica no eludió pregunta alguna durante la charla. “Vivimos en una sociedad bastante fragmentada desde el punto de vista político. Hay quienes movilizan más que el otro. Todos somos políticos. Hay quienes hacen política partidaria; hay quienes la hacen todos los días, pero hay muchos que dicen que no les gusta, que no quieren salir de la rutina diaria. Y está bien. Sin embargo, entiendo que no deben perder el pensamiento crítico, el juicio y un poco de cordura, de lo contrario vivimos quejándonos y en cambio no hacemos nada”.

    “Si bien somos un país en continuo progreso, hay que trabajar mucho y también en el pensamiento político. Tanto para ver la realidad y tratar de cambiarla hay que tomar conciencia de lo que uno vive y lo que el otro vive, que puede tener una realidad más o menos favorecida. Y trabajar para mejorar ambas; la del empresario y la del obrero que tiene menos capacidad económica. Pensar en términos de libertad, sin perder de vista la del otro”.

 

Defender la democracia

 

     “Entiendo que para ver al otro tenemos que empezar por vernos y conocernos nosotros mismos. Entonces, hay que hacer un esfuerzo grande, intelectual y espiritual. Algo que hoy hacen muy pocos y la mayoría ni lo piensa porque están preocupados sólo por la coyuntura de una vida acelerada por el avance de la tecnología y la modernización, que no se toma tiempo para reflexionar. Se va alienando con el trabajo y pierde el sentido práctico, la capacidad para la reflexión e intentar cambiar esta realidad”.

     “No me refiero a tomar las armas y hacer una revolución, sino una movilización diaria de trabajar un poquito más y siempre aportar un granito de arena para el prójimo y para uno mismo. Como ya dije, hay que pensar en los demás y en uno mismo. Criticar y preguntar el porqué de las cosas”.

      Está convencido Kevin que “es muy importante que usemos esta democracia que tenemos, que no es perfecta pero sí perfectible. Hay que hacerla valer, porque ya sabemos lo que representa no tenerla. Debemos tener conciencia de lo que vivimos en nuestra ciudad, la provincia y lo que vive nuestro el país y el mundo. Nuestro modelo económico y social de país no es una concepción meramente nuestra, sino que está ligada a un sistema global”.

   “Creo que a nuestra sociedad hay que incentivarla a atraverse a pensar. A hacerlo cada uno por uno mismo y por el otro como uno igual, ayudando al prójimo en eso y sin olvidar que tenemos nuestros derechos pero también nuestras obligaciones como ciudadanos para mantener así un equilibrio que a todos nos guste. Vivir esta realidad acelerada sin perder el sentido humano de las cosas que esta realidad parecer vencer, deshumanizándonos. Esto nos permitirá progresar como pueblo y nación”.

 

Balseiro, es la meta

 

    El talentoso Kevin, inspirado al principio en el pensamiento político de los revolucionarios rusos que fue conociendo al estudiar Historia y leer a Perón -- “me motivaron a pensar así. Además mi padre es justicialista; está en el PJ y es asesor actual del concejal Néstor Auza”-- lee hoy libros de ciencia ficción y ensayos, “de Galeano, otros y su forma de pensar. De cada autor saco algo”.

   “Vengo de una familia dedicada a la construcción y la industria para Metalúrgica. Mi papá es técnico electromecánico y siempre me hablaba de física, de mecánica, de su trabajo. En cuarto año tuve de profesor de Física a Adrián Givonetti, que me mostró ese lado de la ciencia que yo no conocía; el porqué físico de las cosas de la Naturaleza. Todo esto me impulsó mucho a querer seguir una carrera de esas”.

     “Cuando vimos Física Nuclear me interesó todo lo que era átomo y energía. Entonces decidí ser ingeniero nuclear. Primero, claro, tengo que recibirme de ingeniero mecánico, inquietud que me encantó desde la energía y la transformación de la materia para mejorar la calidad de vida del hombre”.

     “Tenía pensado ir a estudiar a Olavarría, o La Plata, pero me sucedió esto de la beca en la Capital del Instituto Tecnológico de Buenos Aires. Hace poco me llamaron para comunicarme que mi carpeta había sido aceptada y me otorgaron el ciento por ciento de toda mi carrera. Una oportunidad que no podía dejar pasar. Creo que voy a poder adaptarme. Luego de dos años de especialidad intentaré ingresar en el Instituto Balseiro”.

           En suma, un hijo de Tandil que es cosa seria. Que enorgullece.

 

Carlos Iparraguirre (Prensa Unicen)