Control biológico: hongos predadores de parásitos nematodos de los rumiantes
Las endoparasitosis de rumiantes han sido clásicamente controladas mediante el uso de antihelmínticos. Desafortunadamente, el uso indiscriminado de tan útil herramienta ha llevado al desarrollo de resistencia antihelmíntica, que hoy día presenta una alta prevalencia en todo el mundo. Además, existen en la actualidad otras preocupaciones relacionadas al uso de drogas químicas, tales como ecotoxicidad y el aumento de la demanda pública hacia el consumo de productos ecológicos u orgánicos. En este contexto, es evidente la necesidad de medidas alternativas y/o complementarias para el control parasitario, dentro de un programa integrado utilizando el control alternativo junto a otras medidas tales como el manejo de las pasturas así como la información epidemiológica disponible para asegurar que el control parasitario permanezca siendo efectivo. Entre las alternativas de control que están siendo estudiadas se destacan el desarrollo de vacunas, resistencia genética a las parasitosis, y control biológico. Este último método, basado en la utilización de hongos nematófagos que atacan a las formas larvarias de los parásitos en la pastura, es el contemplado para un futuro uso del control biológico en Argentina.
Los hongos nematófagos son Deuteromycetes habitantes naturales del suelo capaces de infectar y alimentarse de nemátodos. Pueden ser aislados de heces de animales y su patrón de colonización ser influido por las condiciones climáticas. Los hongos nematófagos exhiben una serie de ventajas a ser aprovechadas: Tienen ciclo de vida corto con alta actividad reproductiva; algunos son específicos -como los hongos endoparásitos-, producen esporos de resistencia o quedan en una fase saprofítica en la ausencia de sus hospedadores. Además, no son patógenos para los animales. Como desventaja, su acción es más lenta cuando son comparados con los antihelmínticos; no eliminan totalmente las poblaciones parasitarias sino que las reducen, aunque ésto en realidad puede considerarse una ventaja, ya que la población parasitaria remanente actuaría como estímulo permanente de la respuesta inmunológica contra los parásitos.
Los hongos llevan a cabo su acción sobre los parásitos de la siguiente manera: una vez que tanto el hongo predador como las larvas de los parásitos se encuentran en las heces de los animales, el hongo crece y comienza a desarrollar su sistema hifal en forma de red. Como las larvas presentan gran motilidad, esto hace que queden atrapadas en la red fúngica y sean la fuente de nutrición del hongo. Como consecuencia de esto, el número de larvas en la materia fecal se reduce, y por lo tanto, también disminuye la cantidad de larvas infectantes que luego salen de las deposiciones fecales para contaminar el pasto.
El propósito del control biológico no es ser un método alternativo en la lucha contra nemátodos parásitos, sino un método adicional a ser integrado con otras medidas en un sistema de control parasitario sostenible. Estudios a campo combinando control biológico con otras estrategias, tales como tratamientos antihelmínticos y manejo de pastoreo, deben ser planeados y llevados a cabo dentro de diferentes sistemas/niveles de producción. De esta manera, en el marco de un sistema sustentable de control parasitario, será posible determinar el mejor momento para la aplicación del control biológico y lograr así un control parasitario óptimo. Por otro lado, el incremento de la producción orgánica en el mundo, será el primer campo de uso de, reconociendo que este método de control es amigable con el medio ambiente.
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