En el marco de una legislación que establece plazos concretos para la diversificación de la concentrada matriz energética argentina, 2017 ha sido declarado “Año de las Energías Renovables”. Más allá de lo optimistas que en la práctica puedan resultar algunas metas, lo cierto es que el país busca sumarse a una tendencia internacional en la que, aún con altibajos, se viene apostando al crecimiento sostenido de estas fuentes de energía.
No faltan razones. La reducción de emisiones de gases de efecto invernadero relacionados con el uso de combustibles fósiles; la disminución de la dependencia de otros países para el aprovisionamiento de energía y la creación de empleos locales vinculados a esta rama de la economía, se encuentran entre los muchos beneficios que se atribuyen a las energías no convencionales.
En ese contexto, especialistas de la UNICEN -que acaba de sumar a su oferta académica una Diplomatura en Energías Renovables- aportan distintas miradas sobre el tema. Lo hacen en un dossier en el que también se dan a conocer las acciones que en este campo lleva a cabo la empresa tandilense distribuidora de electricidad.
