Efectos ambientales de residuos de antiparasitarios utilizados con mayor frecuencia en la producción animal
En la producción animal, las parasitosis representan pérdidas económicas importantes que justifican la adopción de un plan de control estratégico. Esta problemática afecta tanto a regiones tropicales como templadas y los resultados obtenidos dependen en gran medida de las condiciones climáticas, para lo cual cada región prioriza la utilización de antiparasitarios en determinadas épocas del año en base a la epidemiología y riesgo parasitario. Entre estos compuestos, la ivermectina es la opción más frecuentemente utilizada, desde la década de los ´80. Como propiedades a destacar, la ivermectina posee un amplio espectro de acción y demuestra eficacia contra endo y ectoparásitos que afectan a los animales en producción. A pesar de esto, su eliminación se realiza a través de las heces, en gran proporción (alrededor del 90% y como droga activa), de la orina y también de la leche. Ya durante los años `80 surgieron los estudios para evaluar el impacto de estos residuos liberados al ambiente sobre organismos que colonizan las heces. Estos organismos, llamados coprófilos (por su afinidad con las heces, por diferentes beneficios que encuentran en este habitat sea para su alimentación, desarrollo o refugio), ayudan a la degradación del estiércol por sus variadas actividades de remoción, migración, desintegración y posterior reincorporación de nutrientes al suelo. Poco se sabía hasta entonces de la actividad que realiza la coprofauna y menos aún sobre la diversidad de organismos (básicamente insectos y arácnidos, dentro de una agrupación mayor que llamamos artrópodos).
El interés por conocer los efectos desencadenados por residuos de antiparasitarios presentes en las heces, surgió también por las pérdidas económicas que se originaron cuando la reducción de organismos coprófilos, ocasionada por el incipiente y creciente uso de la ivermectina, demoró la desintegración del estiércol en los campos y consecuentemente se redujo la disponibilidad de pasturas para la cría del ganado (los animales evitan comer en la cercanía del estiércol).
En nuestra región, comenzamos caracterizando la coprofauna de masas fecales en el ambiente durante primavera-verano. A partir de estos datos identificamos las ondas de colonización de diferentes familias de moscas, escarabajos, avispas parasitoides, ácaros, hormigas… en resumen, un ecosistema en cada masa fecal que nos reveló la importancia del rol que cada población cumple, modificando la estructura y composición de las heces y permitiendo reciclar los nutrientes.
En base a las recomendaciones regionales de control parasitario, se desarrolló un ensayo a principio del otoño en el que se trataron subcutáneamente bovinos con el antiparasitario ivermectina en la dosis terapéutica. Con la materia fecal fresca obtenida de ambos grupos entre 1 y 60 días posteriores al inicio del ensayo, se elaboraron masas fecales que se expusieron en la pastura para ser muestreadas a diferentes tiempos durante 2 meses. Se registraron las condiciones ambientales, y se evaluó comparativamente con un grupo control, la colonización de la coprofauna, su abundancia o riqueza y su diversidad y el porcentaje de materia orgánica de las heces, como parámetro físico de su degradación. Se cuantificó además la ivermectina presente en las muestras fecales de los animales tratados. El total de insectos, tanto adultos como formas juveniles, y de arácnidos fue significativamente más reducido en el grupo tratado, como así también su diversidad. Las concentraciones de ivermectina presentes a diferentes tiempos pos tratamiento afectaron en forma diferencial a los organismos colonizadores, dependiendo de la susceptibilidad en distintas etapas del desarrollo, de factores entre los que los hábitos alimentarios y reproductivos y condiciones ontológicas y ambientales establecen un amplio espectro de interrelaciones. Sumado a esto, las muestras provenientes de animales tratados, degradaron más lentamente, en función de su contenido de materia orgánica. Este efecto resultó significativo hacia el final del período experimental (60 días), tiempo en el cual las concentraciones de ivermectina aún fueron detectadas Esto último revela la permanencia de estos productos en el ambiente. Con estos resultados y teniendo en cuenta que más allá de la presencia de los organismos, la ivermectina persiste como droga inalterada, nos cuestionamos en qué medida esas concentraciones pasan desde las masas fecales al suelo y a los organismos del mismo (muchos de los cuales también forman parte de la coprofauna) que resultan expuestos a ellas. Esta inquietud dio lugar a otro ensayo que comprendió esta vez, la obtención de muestras del suelo subyacente a las masas fecales que contenían concentraciones conocidas de ivermectina, durante 60 días de exposición ambiental. En todas las muestras de suelo obtenidas, se detectaron diferentes concentraciones de antiparasitario. Como cada resultado es un punto de partida a la vez, cabe ahora el interrogante sobre el efecto de la presencia de ivermectina en los organismos que desarrollan en este sustrato.
Pero no solo la administración en un tratamiento es la via de ingreso de estas moléculas al ambiente… Tambien lo es el uso de enmiendas agrícolas-hortícolas basadas en el uso de estiércol de diferentes producciones, el descarte de material de diferentes prácticas agropecuarias en las que se utiliza este tipo de productos, el escurrimiento y posible ingreso a la cadena alimentaria… Aún son insuficientemente conocidas las potenciales rutas de biodegradación, acumulación, potenciación con otras moléculas. Es preciso señalar que el comportamiento de un residuo químico en el ambiente involucra una compleja trama en la que la composición del suelo y de la biota interactúan con las propiedades de dichas moléculas.
En la obtención de un antiparasitario se evalúan condiciones que el mismo debe reunir como por ejemplo: amplio espectro de acción, eficacia en el control de parásitos, accesibilidad en el mercado, fácil administración y baja toxicidad para el animal y para el operario. Sin embargo un requerimiento actualmente necesario es su inocuidad ambiental.
Algo que debemos destacar es que, si bien estos productos antiparasitarios son eficaces y su uso se ha popularizado, aun desconociendo en forma integral aspectos de su mecanismo de acción sobre los parásitos (organismos blanco), poco se sabe de su comportamiento en el ambiente.
Asimismo, poco se conoce sobre la estructura de organismos y el rol ecológico que desempeñan en una determinada región. En función de las numerosas variables de interacción suelo-comunidades-compuesto ya mencionadas, se dificulta predecir si los efectos ambientales de estos residuos químicos puedan magnificarse o minimizarse. Por eso concluimos sobre la necesidad de realizar estudios regionales que evalúen no solo la necesidad de tratamiento de los animales en producción sino, en un concepto más integral, el riesgo potencial en función del conocimiento de estas variables.
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