La disponibilidad y calidad de agua como problemática ambiental que nos involucra a todos
El tema de la disponibilidad y calidad del agua para distintos usos requeridos por el hombre es una preocupación que día a día se extiende en todos los ámbitos de la comunidad. No obstante esta inquietud, en nuestras actividades cotidianas nos manejamos como sí el agua fuera un recurso abundante y renovable. Sin embargo, debemos tomar conciencia respecto a que esta abundancia no es tal si consideramos que su distribución geográfica, tanto en cantidad como en calidad para determinados usos, es altamente desigual. Su renovabilidad también es relativa, dado que si bien el agua está inmersa en el ciclo hidrológico donde se renueva constantemente, la afectación de su calidad puede volver inaprovechables grandes volúmenes. Ahora bien, ante esta realidad: ¿Cómo trabajamos para utilizar el recurso hídrico sin producir consecuencias no deseadas?, ¿poseemos todos los integrantes de la comunidad herramientas para trabajar en este sentido?. La esencia de la respuesta a estas preguntas se encuentra en la conceptualización de un sistema ambiental.
Un sistema ambiental se caracteriza por su dinamismo en el tiempo y está integrado por los subsistemas socioeconómico y físico-natural. En el ámbito de interacción de estos dos subsistemas surgen los problemas ambientales que pueden entenderse como un desequilibrio en la vinculación entre el hombre y la naturaleza. Los problemas ambientales se caracterizan por su complejidad y por ende por su necesidad de abordaje desde la interdisciplinariedad.
Retomando el tema del agua, ahora podemos decir que su disponibilidad en calidad y cantidad para determinados usos es un problema ambiental, dado que surge de la vinculación del hombre con el medio físico. Entonces, al ser un problema ambiental, involucra a todos los actores de la comunidad. Todos y cada uno de nosotros tenemos el derecho y la responsabilidad, como integrantes del sistema ambiental, de trabajar en la solución a ésta y otras problemáticas con el propósito de que el manejo de los recursos sea sustentable, es decir que contemple el equilibrio ecológico, la equidad social y la eficiencia económica.
En mi caso particular, intento aportar a este compromiso desde el ámbito de la ciencia, bajo el convencimiento de que para gestionar cualquier recurso una de las condiciones necesarias es conocerlo. Este requerimiento no es ni más ni menos importante que todos los demás, como por ejemplo la conciencia ciudadana en el uso del agua, que compromete a todos los actores de la sociedad (políticos, productores agropecuarios, empresarios, amas de casa, etc.).
Desde el año 2007, trabajo como becaria en el CINEA, bajo la dirección del Dr. Marcelo Varni del Instituto de Hidrología de Llanuras (IHLLA), la codirección del Dr. Alejandro Ruiz de Galarreta del CINEA, la colaboración de la Ing. Roxana Banda Noriega también del CINEA y un grupo de becarios.
Mi tema de estudio es específicamente el agua subterránea, de la cual depende la ciudad de Tandil para distintos usos (consumo humano, industrias, riego, etc.), en el área de la cuenca del arroyo Langueyú. La investigación tiene por objetivo conocer y entender el funcionamiento del sistema hídrico en el sector de estudio, principalmente respecto a la hidrodinámica -origen y movimiento del agua subterránea- y a la hidroquímica -características fisicoquímicas que ayudan a entender su dinámica y permiten definir para qué usos es apropiada-. Esta caracterización es el primer paso para luego estudiar los impactos que pueden generar las actividades humanas sobre el recurso y de qué modo podrían mitigarse o evitarse.
La investigación llevada a cabo hasta el momento ha permitido arribar a conclusiones relevantes para generar un plan de manejo sustentable del recurso hídrico. Las características del medio físico muestran que se tiene una buena disponibilidad del recurso hídrico subterráneo, tanto en calidad como en cantidad, para su aprovechamiento. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que resulta un recurso vulnerable, particularmente en el sector serrano, donde la protección de la zona no saturada -porción de terreno comprendida entre la superficie del mismo y el nivel del agua subterránea (nivel freático)- es prácticamente nula, y hacia el noreste de la cuenca por la escasa profundidad del nivel freático. Se concluyó además que si bien naturalmente el medio subterráneo aporta agua al curso del arroyo Langueyú y sus afluentes, la afectación producida por la extracción de agua ha generado que en algunos sectores el arroyo aporte aguas al medio subterráneo. Esto es importante de considerar al definir actividades a realizarse en las inmediaciones del curso y al gestionar los permisos de vuelco de efluentes al mismo.
Para quienes trabajamos en investigación es importante aportar al mejoramiento de la calidad de vida de la población. Del mismo modo, todos los integrantes de la comunidad pueden hacerlo a través de su concientización respecto al uso racional del agua en el ámbito en el que cada uno se desempeñe.
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