La trama oculta del suelo
…Lo esencial es invisible a los ojos-repitió el Principito
(El Principito, Antoine de Saint Exupéry 1900-1944)
El suelo ha sido clásicamente definido como la porción de la corteza terrestre donde habitan las raíces de las plantas y sostiene la vida. Si analizamos este concepto, podremos vislumbrar la importancia de la misión que el suelo debe cumplir. Este no solo tiene que permitir el crecimiento del primer eslabón de la cadena alimentaria, sino que debe sostener su productividad para asegurar la vida en nuestro planeta. Sin duda tamaña proeza requiere de nuestra atención.
¿Dónde radica el secreto para cumplir esta misión?
Si agudizamos nuestra mirada, veremos que el suelo muestra una textura de partículas, compuesta por agregados de minerales inorgánicos de pequeño tamaño, y varios materiales orgánicos amorfos producto de la actividad microbiana de descomposición de los residuos vegetales en ese ambiente. La proporción y labilidad del componente orgánico son los responsables de la estabilidad de un suelo. Un suelo pobre será aquel que posea escasos agregados órgano-minerales, en consecuencia permitirá una acotada retención de agua y nutrientes y su productividad se verá afectada. En este caso, el suelo se transformará en un soporte físico y el crecimiento de las plantas deberá sostenerse con el aporte externo de agua y nutrientes.
Una adecuada interpretación de la naturaleza orgánica del suelo nos lleva a reconocer y comprender la importancia que ejercen los microorganismos sobre la fracción orgánica y el reciclaje de los nutrientes en el sistema.
Los microorganismos descomponedores y la materia orgánica del suelo
Uno de los factores con mayor impacto sobre la productividad vegetal de un suelo es el agua. La disponibilidad de este elemento está directamente ligada a su capacidad de retención, y ésta a su vez, a la proporción de sustancias orgánicas presentes. Es allí donde un adecuado balance entre la velocidad de acumulación de los compuestos orgánicos y su descomposición microbiana toma relevancia. La mayor parte de la microbiota del suelo, ya sean estos hongos, bacterias o protozoos, consumen la materia orgánica de los residuos que llegan al suelo en distintos estados de descomposición. Es a partir de este “alimento” donde obtienen la fuente de carbono y energía para su subsistencia. Un ejemplo interesante de citar es la mayor velocidad de degradación de los residuos orgánicos generada por el uso de prácticas agrícolas no conservacionistas. Dichas prácticas, con condiciones ambientales adecuadas, pueden acelerar los procesos microbianos de descomposición y pérdida de la materia orgánica presente.
Las transformaciones microbianas del nitrógeno
Después del carbono un nutriente importante para la productividad de un suelo es el nitrógeno. Los microorganismos, los fertilizantes químicos y los abonos orgánicos, producto de la transformación de los residuos, pueden proveer nitrógeno al suelo y a los cultivos. Sin embargo, solo unos pocos pero ubicuos tipos bacterianos poseen la habilidad de incorporar el nitrógeno gaseoso directamente del aire al suelo y a las plantas. Otros microorganismos en cambio, son capaces de devolverlo a la atmósfera posibilitando su balance. En su mayoría, las reacciones intermediarias del ciclo son ejercidas por distintos grupos microbianos que en su conjunto facilitan la disponibilidad de nitrógeno a las estructuras celulares de los otros seres vivos.
Las transformaciones microbianas del fósforo, el azufre y el hierro
Al igual que con el nitrógeno, los microorganismos del suelo participan en las transformaciones del fósforo, el azufre y el hierro, contribuyendo a la asimilación de estos nutrientes en las plantas. En general estos cambios se producen en formas apreciables tanto químicamente como en condiciones biológicas. El pasaje de fósforo insoluble a sus formas solubles, es llevada a cabo por hongos y bacterias; la oxidación de sustancias reducidas de azufre a sulfato asimilable, y su contraparte, la reducción de sulfato a las formas reducidas de azufre y finalmente la producción de azufre volátil a la atmósfera, poseen la intervención de grupos bacterianos específicos presentes en el suelo y en los cuerpos de agua; los cambios en las formas de hierro se producen también en los ambientes de la naturaleza por distintos procesos bacterianos.
Diversidad microbiana del suelo, la calidad y la salud del suelo
Como hemos referido, el mantenimiento de la calidad de un suelo y su salud, entendida como su capacidad para sobreponerse a las perturbaciones naturales o provocadas por el hombre, son propiedades que están estrechamente ligadas a su biodiversidad. Desde una visión ecológica los suelos que presentan comunidades con reducidas funciones y de escasa diversidad no pueden responder con sensibilidad y celeridad a los cambios y, en consecuencia, están más sujetos al colapso del sistema. En cambio, el aumento de los tipos microbianos con diversificación funcional redundará en una mayor estabilidad ante situaciones perturbadoras y retornará al equilibrio. Tomemos como ejemplo una situación de sequía severa acaecida en un cultivo sobre un suelo sometido a prácticas con labranzas intensivas; en este caso, los microorganismos fúngicos y las bacterias con estructuras de resistencia y asociados a un menor requerimiento de humedad predominarán y desplazarán a otras bacterias beneficiosas; pasada la situación de estrés los grupos beneficiosos tardarán en establecerse con consecuencias sobre la productividad final del cultivo.
Actualmente, existe un gran interés en los estudios de la diversidad de las comunidades microbianas basados en la aplicación de técnicas moleculares que analizan los ácidos nucleicos. Mediante estas técnicas se puede monitorear la diversidad en un espacio temporal y potencialmente proveer indicadores de alarma que permitan a los productores accionar ante posibles colapsos del sistema.
En definitiva, la capacidad productiva de un suelo se beneficiará con la aplicación de prácticas agrícolas destinadas a mantener su diversidad biológica y las características fisicoquímicas del suelo, y así estas en su conjunto, contribuirán a conservar el recurso en un marco de agricultura sostenible.
© Todos los derechos reservados.