Laboratorio de Aguas del Instituto de Hidrología de Llanuras (IHLLA)
Distintos aspectos de la hidrología confluyen en la necesidad de contar con información acerca de las sustancias químicas presentes en el agua. Esto no se agota sólo en diagnosticar la calidad del agua, sino también incluye conocer cómo llegaron esas sustancias al agua, cómo varía su concentración y cómo interactúan entre sí y con los otros compartimentos ambientales (el suelo, la biota, los usos antrópicos, etc.). Para ello, el Instituto de Hidrología de Llanuras (IHLLA) posee un Laboratorio de Aguas que asiste e interactúa con los distintos grupos de trabajo que se desempeñan en este Instituto, generando datos de la físico-química del agua según las necesidades de cada proyecto de investigación. Además, este Laboratorio de Aguas recibe solicitudes de análisis externas al IHLLA, actuando como un laboratorio analítico para otros grupos de investigación de esta Universidad, de otras instituciones científicas, instituciones gubernamentales y particulares.
Para describir las tareas y capacidades del Laboratorio de Aguas podemos comenzar por la calidad del agua, algo que siempre preocupa a la población en general. La calidad del agua es un concepto que, en forma estricta, se refiere a la aptitud para ser empleada en un uso en particular. Así podemos encontrar agua que sea apta para un uso, pero inadecuada para otro. Un ejemplo claro resulta de considerar al agua de una pileta de natación, o de un balneario en el mar, de buena calidad para bañarse aunque no es adecuada para ser consumida como bebida.
El agua de bebida es un recurso clave para el hombre y los seres vivos en general, dada la necesidad de consumir agua para mantener el normal funcionamiento del organismo. Entonces, la calidad del agua para consumo humano alcanza un lugar clave en la salud, entendiendo que se debe consumir durante todos los días de la vida (se estima que, para una persona adulta, el consumo diario ronda los 2 litros de agua) y que podría actuar como un vehículo de agentes biológicos patógenos (bacterias, virus, otros parásitos) o de sustancias químicas que podrían afectar a la salud por consumo a largo plazo, aunque en bajas concentraciones (efectos crónicos). No todas son sustancias tóxicas; algunas, en altas concentraciones, podrían afectar el sabor, olor o aspecto del agua, y resultar inapropiada para el consumo.
Para asegurar la salud de la población y el normal consumo de agua, los estados emiten normativas con valores límites permisibles de distintas sustancias en el agua, como la Ley 11820 de la Provincia de Buenos Aires (http://www.gob.gba.gov.ar/legislacion/legislacion/l-11820.html) o el Código Alimentario Argentino (Ley 18284 de la República Argentina, Capítulo 12, http://www.anmat.gov.ar/alimentos/codigoa/CAPITULO_XII.pdf). Estos valores suelen adoptarse siguiendo los valores máximos sugeridos por la Organización Mundial de la Salud (OMS, http://www.who.int/water_sanitation_health/dwq/gdwq3rev/es/).
En el Laboratorio de Aguas del IHLLA se realizan análisis de agua a fin de conocer la concentración de una gran variedad de sustancias químicas incluidas en las normas mencionadas. Entre ellas, se pueden mencionar los minerales e iones que se consideran Constituyentes Mayoritarios de las aguas naturales, como ser el Calcio, el Magnesio, el Sodio, el Potasio, el Cloruro, el Carbonato y Bicarbonato que contribuyen a la Alcalinidad del agua, el Sulfato y el Nitrato. También se analizan Sustancias Minoritarias, que generalmente aparecen en bajas concentraciones en las aguas naturales, como el Fluoruro, el Sílice, el Arsénico y una variedad de Metales Pesados como el Cadmio, el Cromo, el Cobre, el Hierro, el Mercurio, el Manganeso, el Níquel, el Plomo y el Zinc. Estos últimos metales suelen estar relacionados con la contaminación producida por residuos urbanos, industriales o mineros, afectando la calidad de aguas superficiales y subterráneas. Al respecto, el IHLLA ha recibido equipamiento específico para la detección de concentraciones muy bajas de estos elementos en el agua (del orden de los pocos microgramos por litro).
Un párrafo aparte merece el Arsénico, en virtud de ser un elemento mineral que suele aparecer naturalmente en el agua subterránea en una amplia región de la Argentina, y que por efecto del consumo prolongado en bajas concentraciones presentes en el agua pude producir afecciones crónicas a la salud. Este fenómeno se conoce como HACRE (HidroArsenicismo Crónico Regional Endémico). El arsénico aparece en las aguas subterráneas por efecto del lavado de los materiales del suelo, rico en cenizas volcánicas andinas depositadas por el viento durante los últimos 10 millones de años. El IHLLA desarrolla un proyecto de investigación específico sobre el arsénico en el agua (un texto más detallado sobre este tema puede verse en el artículo “Arsénico en el agua subterránea, ¿dónde y cómo buscarlo?” del Dr. S. Dietrich, en este mismo dossier).
En sentido más laxo, también se suele utilizar el término calidad cuando nos referimos al grado de alteración de las características naturales del agua o de un ambiente acuático, aunque con eso no asumimos que será utilizada para ningún uso en particular. La calidad del agua puede ser naturalmente buena, o ser alterada por algún tipo de contaminación. En algunos casos, podemos encontrar aguas que, naturalmente, son de mala calidad, porque sus características naturales no son agradables a la población y algún uso común (por ejemplo, la presencia natural de arsénico).
El IHLLA cuenta con varios proyectos de investigación relacionados con la calidad natural del agua y el estudio de sus cambios, algunos de los cuales se encuentran mencionados en este dossier. En estos proyectos, el Laboratorio de Aguas realiza análisis de aguas superficiales, subterráneas y agua de lluvia, determinando la concentración de las sustancias antes mencionadas y, en algunos casos, otras más.
En proyectos donde se evalúan los efectos de las actividades agrícolas sobre el agua, suelen incluirse sustancias químicas liberadas por los fertilizantes y en el lavado de suelos, como ser el Fósforo y el Nitrógeno en distintas formas (amonio, nitrito y nitrógeno orgánico). También se analizan los materiales sólidos suspendidos en el agua, en virtud del material erosionado por la lluvia. Cuando es relevante el efecto de efluentes líquidos urbanos o industriales, se utilizan dos técnicas de medición indirecta de la concentración de materia orgánica, conocidas como DBO (Demanda Biológica de Oxígeno) y DQO (Demanda Química de Oxígeno).
El Laboratorio de Aguas del IHLLA ha crecido desde sus inicios, hace ya 30 años, ampliando sus instalaciones e incorporando tecnología, equipamiento, personal idóneo, y diversificando sus capacidades operativas para satisfacer las demandas analíticas propias y externas. Se encuentra integrado con las actividades científicas no sólo en cuanto a la realización de análisis sino también colaborando en el entrenamiento de profesionales becarios y pasantes, y asistiendo en la resolución operativa de problemas metodológicos de la investigación. Cuenta con un Programa de Calidad que viene desarrollando hace ya siete años, cumpliendo con las exigencias de Ensayos de Control Interlaboratorio supervisados por organizaciones nacionales e internacionales, con resultados satisfactorios.
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