Los jóvenes y el trabajo
Hace unos años nos preguntamos qué tipo de inserción laboral tenían los jóvenes provenientes de sectores desfavorecidos una vez que terminaban la escuela media en la ciudad de Tandil. Interrogante que partía del conocimiento de que el desempleo y la precariedad laboral configuran una problemática juvenil que es tema de debate y discusión. Esta situación no escapa a las economías desarrolladas, pero en países como Argentina es donde el problema adquiere mayor alcance. Especialistas en el tema como Agustín Salvia y Ianina Tuñon señalan que “ser joven pobre en un país pobre no constituye sólo un factor de riesgo, de desempleo o de precariedad laboral, sino también de discriminación, marginalidad social y desafiliación institucional”. (1)
Al comenzar nuestra investigación obtuvimos como primer dato significativo que muchos de ellos eran los primeros de sus familias en acceder a nivel, es decir, pertenecen a “los nuevos públicos escolares” tal como se los denomina en las algunas investigaciones sobre educación. Esto es producto del proceso de democratización que experimentó la escuela media en Argentina en las últimas décadas.
De la reconstrucción de los recorridos pos-secundarios pudimos identificar dos grupos de jóvenes:
- Aquellos que tienen como actividad principal el trabajo y no cursan estudios de nivel superior.
- Aquellos cuya principal actividad es el estudio, es decir, continúan estudios superiores en el nivel terciario y sólo han trabajado en forma esporádica o buscan trabajo.
Los jóvenes de ambos grupos han tenido una primera experiencia laboral, incluso muchos han transitado por diferentes actividades. Una característica en común es la inserción en empleos temporarios, por lapsos menores a un año, entre los que podemos nombrar niñera, repartidor de folletos, vendedor de productos de belleza y de tortas, cajero, pintor, telefonista, ayudante de carpintería, peón de albañil. Esta situación nos lleva a plantear que la inserción en el mercado laboral se caracteriza por la precariedad, combinando etapas de desempleo, subempleo, inactividad, accediendo a empleos temporarios, informales, sin protección social, con bajos salarios. Su inserción se presenta como un “entrar y salir” permanente del mercado de trabajo, con una fuerte rotación e inestabilidad, tal como expresan Claudia Jacinto y Alejandra Solla. (2)
También es relevante señalar que, aún cuando han accedido a más años de escolaridad, sus inserciones laborales se producen en el mismo tipo de puestos de trabajo que su grupo familiar. Nos referimos al trabajo manual o de baja calificación, “en negro”, es decir, aquel que carece de medidas de protección social e infringe las leyes laborales volviéndolo inseguro, inestable y precarizado, con jornadas que se extienden más allá de las 8 horas diarias (en algunos casos alcanzan entre 10 y 12 horas por día). Inclusive mientras transitaban la educación media sus expectativas se relacionaban con este tipo de ocupaciones. Esto muestra cómo sus aspiraciones constituyen condicionamientos previos que actúan como una autolimitación respecto de sus posibilidades futuras. Observamos entonces que estos jóvenes viven la reproducción de la precariedad laboral ya existente en la generación que los precede.
Nos preguntamos ¿qué cuestiones explicarían esta situación? Una de ellas es el proceso de devaluación de las credenciales educativas asociado con el estrechamiento de las oportunidades en el mercado laboral, es decir, al tiempo que se masifican los títulos y se restringe el mercado de trabajo, la capacidad de los mismos de otorgar condiciones de empleabilidad para todos los jóvenes se reduce significativamente, configurando nuevos modos de exclusión social que se suman a los ya existentes. Este proceso traslada la selección de personal a la procedencia de la credencial y su consiguiente reconocimiento simbólico. (3)
Este análisis no es ajeno al segundo grupo, es decir aquellos que continúan estudios superiores en institutos de formación docente, quienes también han tenido experiencias laborales precarizadas. En este sentido es importante mencionar que en el actual contexto de restricción del mercado de trabajo la docencia sigue siendo valorizada como una alternativa estable pero que, como empleo público, no escapa a los procesos de flexibilización y precarización que van de la mano de un deterioro salarial, tal como señala Alejandra Birgin. (4)
Una diferencia que aparece en este grupo es la aspiración de tener oportunidades de elegir trabajar en lo que les gusta, e incluso consideran la posibilidad de emprender una iniciativa privada, fundamentada en la preferencia por un trabajo independiente que les otorgue mayor libertad, mejor poder adquisitivo y de decisión. En cambio los que sólo trabajan sostienen la idea de desempeñarse en lo que se presente.
Además, existe en ambos grupos la percepción de un futuro incierto en la que se visualiza una “ruptura de los modos de pasaje a la vida adulta”. A diferencia del pasado donde este pasaje estaba vinculado a la inserción laboral, la salida del hogar de origen y la constitución de una nueva familia, hoy suele hablarse de la adolescencia y la juventud “interminables” debido a los cambios económicos, en las relaciones intrafamiliares y en la forma como los jóvenes conciben y viven la inserción laboral. Así lo sostienen Claudia Jacinto y Alejandra Solla (5) de quienes recuperamos un interrogante que nos invita a seguir pensando en el contexto actual de fragmentación y polarización social: ¿qué modelo tiene, cómo sabe y concibe qué es el trabajo un joven que nunca vio a nadie con un trabajo digno en su familia?
Notas
1. Salvia y Tuñón (2007) Los jóvenes pobres como objeto de políticas públicas: ¿una oportunidad para la inclusión social? V Congreso Latinoamericano de Sociología del Trabajo “Hacia Una Nueva Civilización Del Trabajo”, Montevideo. Abril. p. 1.
2. Jacinto, C. y Solla, A. (2005) Tendencias en la inserción laboral de los jóvenes: los desafíos para las organizaciones de la sociedad civil en Abdala, E., Jacinto, C. y Solla, A. (coords.) La inclusión de los jóvenes: entre la desesperanza y la construcción colectiva. CINTERFOR/OIT, redEtis (IIPE-IDES), SES, MLAL, Montevideo. Dirección electrónica: www.fundses.org.ar
3. Filmus, D. (2001) Cada vez más necesaria, cada vez más insuficiente. Escuela media y mercado de trabajo en la época de globalización. Aula XXI. Santillana. Buenos Aires.
4. Birgin, A. (1999) El trabajo de enseñar. Entre la vocación y el mercado: las nuevas reglas del juego. Troquel, Buenos Aires.
5. Jacinto, C. y Solla, A. (2005) op.cit. p. 127.
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