Los procesos de enseñanza a la luz de los entornos virtuales de aprendizaje: función docente tutorial
Sin lugar a dudas, con la educación a distancia en entornos virtuales se ha logrado que las universidades presenciales implementen distintas soluciones tecnológicas con el fin de adaptarse a modelos más flexibles de enseñanza y aprendizaje. Estos nuevos escenarios tecnológicos-educativos han requerido de transformaciones y adaptaciones del modelo educativo que tradicionalmente ha caracterizado a la universidad. En este sentido, la unidad básica de espacio educativo (el aula) y la unidad básica de tiempo (la clase) se han visto afectadas ante estos entornos virtuales construidos iconográficamente y funcionalmente para la actividad docente, por lo que se ha desdibujado el ambiente que ha caracterizado a la enseñanza: unidad de tiempo, unidad de lugar y unidad de acción; es decir, todos en el mismo lugar, en el mismo tiempo y realizando las mismas actividades de aprendizaje.
Por un lado, estos entornos nos plantean un tiempo simultáneo y “atemporal”, lo que, en palabras de Castells (2008) (1), conlleva a “la huida del tiempo del reloj”. Desde este punto de vista, ya no se estaría enseñando bajo este reloj, sino que implica gestionarlo de modo flexible, esto es, “el trabajo justo a tiempo”. Por otro lado, se manifiestan como un poderoso elemento de mediación educativa al ofrecer diferentes posibilidades comunicativas. Por lo tanto, el desafío será valernos de ellas para crear un ambiente de aprendizaje que, atendiendo a la interacción y la interactividad, estimulen la autonomía de los estudiantes y faciliten el aprendizaje.
Cabe entonces preguntarse, ¿cómo pensar la enseñanza para este entorno? ¿Cuál será nuestro desafío como docentes.
Diversas son las metáforas que se utilizan para hacer referencia al rol docente en los entornos virtuales, docente como curator de contenidos o docente como gestor de la comunidad de aprendizaje, entre otras. Considero que estas formas de concebirlo pueden resumirse en lo que se denomina función tutorial del docente.
Podemos afirmar que todo docente ejerce una función tutorial cuando genera y desarrolla propuestas que guían, orientan y estimulan el proceso constructivo de conocimientos. Supone un nuevo enfoque de la labor del tutor, anteriormente limitado a asegurar el cumplimiento de los objetivos de la propuesta pedagógica, en un marco donde los materiales didácticos eran autosuficientes para la formación del estudiante, para poner el énfasis en la participación y construcción cooperativa de conocimientos.
Si realizáramos un listado de las competencias que se requieren para ser docentes presenciales y de las que se requieren para ser docentes en un entorno virtual, podríamos decir que las competencias no cambian; dominio de la materia, comunicación, gestión del conocimiento, metodología de enseñanza, diseño, desarrollo y evaluación curricular, dominio de algunas tecnologías, entre otras, son comunes a ambas modalidades, pero si se pretende calidad en esta modalidad de estudio, el cambio está dado por la centralidad que cobra la función tutorial.
Es posible destacar algunas tareas que hacen a esta función las que podemos agrupar en diferentes dimensiones: académica, organizativa, técnica, social y afectiva.
Desde el punto de vista académico es importante dar información, extender, clarificar y explicar los contenidos presentados; realizar aclaraciones, sugerencias, explicaciones, preguntas a los trabajos solicitados a los estudiantes, proponer pautas motivadoras que destaquen la importancia de las temáticas a ser abordadas, estimular la reflexión sobre el propio proceso de aprendizaje, entre otras.
En la dimensión organizativa destacamos la organización del trabajo en grupo facilitando la coordinación entre sus miembros.
En cuanto a lo técnico es preciso gestionar los grupos de aprendizaje para lograr trabajos en red así como orientar y participar en comunicaciones asincrónicas.
En lo social se requiere el permanente estímulo a los estudiantes para que amplíen y desarrollen argumentos presentados por los demás miembros del grupo, coordinar las intervenciones, animar y estimular a la participación.
En lo referente a los aspectos afectivos, no siempre se les otorga la importancia que tienen en los procesos educativos; sin embargo, una buena relación afectiva hace posible el logro de los aprendizajes. La capacidad de aprender disminuye al sentirse angustiado, desmotivado, agredido o incómodo y los estudiantes a distancia, no están exentos de ello ya que están sometidos a una serie de exigencias laborales, académicas y personales; además, tienen que vivir un proceso de adaptación respecto de su nuevo rol como estudiantes en la modalidad; en este sentido, la ansiedad que se genera los lleva, por lo regular, a abandonar sus estudios. Es por ello que necesitan un contacto continuo, y a veces más personal, con sus docentes por el sentimiento de estar poco acompañados y, en ocasiones, solos. Asimismo, requieren comunicarse a través de mensajes para plantear dudas o consultas y sobre todo en lo referente a la evaluación de sus trabajos.
Los sentimientos son elementos clave en el proceso educativo para la aprobación de las asignaturas y la permanencia en una propuesta a distancia. Es en este sentido que también resaltamos la importancia de la función tutorial, desde esta mirada al rol docente se podrá, en gran medida, fortalecer la autoestima del estudiante adulto, disminuir estados de angustia y fomentar el interés de seguir estudiando.
Como toda innovación, la enseñanza en entornos virtuales implica un cambio, pero si no se la revisa crítica y reflexivamente y no se consideran los significados contextuales y situacionales de los sujetos que participan de esta modalidad educativa, puede degenerar en una innovación sin cambio, o en una innovación que ha perdido su identidad.
Notas:
1. Castells, M. (2008). La era de la información. Vol I. La Sociedad Red. Madrid, Editorial Alianza.
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