Modalidades Alternativas de Comercialización para la Agricultura Familiar
La concentración económica que se evidencia en los mercados, no solo genera consecuencias negativas a los productores, sino también a los consumidores, principalmente a los sectores populares –también pertenecientes a la Economía Popular-, debido a la participación que posee el consumo de alimentos y bienes de primera necesidad en sus ingresos (Caracciolo, et. al, 2012: 2). Entre estas circunstancias, cabe considerar especialmente:
- Restricción del acceso a alimentos sanos y variados.
- Modificación de las pautas culturales de consumo asociadas a las transformaciones de la comensalidad a partir de la segmentación de la alimentación
- Elevados precios de los productos, debido a la fijación unilateral de los precios por parte de los supermercados” (Caracciolo, et. al, 2012: 2).
En la década de 1990, el sector agropecuario argentino respondió a las condiciones que estableció el modelo neoliberal en Argentina. Durante este periodo su dinámica presento un funcionamiento que varios autores señalan como “paradojal” ya que ha duplicado su producción y el volumen de exportaciones, e incorporó tecnología; al mismo tiempo que experimento un muy fuerte proceso de concentración económica, exclusión de los actores tradicionales de la estructura social agraria argentina, y la precarización aun mayor de las condiciones del empleo en el sector, se implementó un sistema de comercialización concentrado, expulsando a muchas familias productoras del proceso de producción, distribución y consumo de alimentos. En este sentido, la comercialización se constituye en uno de los eslabones fundamentales que dificultan la construcción de soberanía alimentaria en los términos anteriormente descriptos (Caracciolo, et. al, 2012: 4). Identificamos dos problemas centrales que genera el sistema de comercialización de alimentos vigente: a) Concentración supermercadista; b) Formación de precios por parte de estos grupos económicos concentrados.
Con este marco, se considera que los agricultores familiares, en conjunto con el Estado, tienen que promover, desarrollar, fortalecer espacios comerciales alternativos, en el sentido de constituirse en la “otra manera” de intercambiar los productos, con beneficios básicamente para productores y consumidores.
En el transcurso de los últimos años, se han identificado y analizado 6 modalidades alternativas que constituyen estrategias comerciales apropiadas para la Agricultura Familiar.
1) Las Ferias de la Agricultura Familiar
Los productores familiares y sus organizaciones construyen estrategias alternativas de intercambio para resolver tanto las necesidades de venta como de consumo, desarrollando otras prácticas y principios de organización de mercado. En este sentido surgen las ferias francas en el Noreste de la Argentina –NEA-, como intento de superar estos obstáculos y que a lo largo de 15 años se han constituido como experiencias notables de comercialización. Los pequeños productores y sus organizaciones encontraron en el desarrollo de las ferias una alternativa para la venta de sus productos. Esta forma de comercialización se ha desarrollado principalmente en la Región del Noreste del país, pero se ha expandido paulatinamente hacia otros lugares con las particularidades en las diferentes regiones (Golsberg et al, 2010)
Según un relevamiento realizado por la Secretaría de Agricultura Familiar en el año 2014, funcionan en nuestro país 539 Ferias y/o Mercados Solidarios, lo que da una idea de la expansión y desarrollo de este tipo de dispositivo de comercialización de la Agricultura Familiar.
2) Comercializadoras. Intermediación solidaria
Las comercializadoras solidarias de la Agricultura Familiar, son organizaciones que no poseen como objetivo la maximización de las ganancias en el proceso de intermediación, sino la generación de trabajo y la posibilidad de intercambiar y generar valor agregado en condiciones justas (Caracciolo, et. al. 2012: 15).
Participan en los procesos de comercialización y agregado de valor de productos de la Agricultura Familiar, generando mecanismos de articulación e interacción entre productores y consumidores. La forma jurídica que utilizan en general es la de cooperativa, la de asociación civil o la de fundación (Caracciolo, et. al. 2012: 15).
El mecanismo de intermediación solidario esta sostenido económicamente a partir de un porcentaje de los ingresos generados, y de esta manera dicho ingreso, permite remunerar trabajo, solventar gastos operativos y reinvertir en nuevos y distintos procesos productivos. En algunos casos cuentan con subsidios del Estado (Ibidem).
La diferencia con las comercializadoras del mercado convencional, es que trascienden el afán de lucro. Las comercializadoras solidarias están enfocadas, por un lado en la mejora de los ingresos de los productores en los mecanismos de intermediación, y por otro lado, en el consumo responsable de aquellos consumidores que apuestan a este tipo de intercambio comercial. Además, la interacción entre productores y consumidores genera y fortalece distintos tipos de relaciones sociales entre productores y consumidores (Ibidem).
3) Cooperativas de trabajo o comercialización de pequeños productores que forman parte de cadenas convencionales
En muchas regiones de nuestro país, la Agricultura Familiar es parte importante de la producción de ciertos productos típicos de las economías regionales. Tal es el caso de la yerba mate, la mandioca, las papas andinas, determinadas frutas, la producción vitícola, la miel, la horticultura, etc. En estos casos, la producción esta diversificada y atomizada, pero la industrialización y la comercialización está concentrada en pocas manos, con la consecuente asimetría entre los distintos actores, que redunda en la toma de decisiones por parte de los actores concentrados y en condiciones muy desventajosas para los agricultores familiares.
Por otra parte, estas producciones se encuentran alejadas de los grandes centros de consumo, lo que provoca nuevas dificultades ligadas al almacenamiento y la logística de dichos productos regionales. En este marco de dificultad, en distintas zonas de nuestro país, los agricultores familiares se organizan en cooperativas para comercializar sus productos en estas “cadenas largas”. Podemos nombrar distintos ejemplos: la venta de dulces y otros productos por parte de Fecoagro de San Juan, la comercialización de productos andinos de la cooperativa Cauqueva de Jujuy, la venta de azúcar rubia orgánica por parte de la Cooperativa La Unión de San Juan de la Sierra, de Misiones; el traslado y venta de ajo por parte de la Cooperativa de productores de ajo Agricultores del Valle Mendoza, o el caso de la Cooperativa Río Paraná con la yerba mate Titrayjú de Misiones, etc.
4) Relación directa productor-consumidor, con intervención estatal
Programas: “Verdura para todos” y “Fruta para todos” de Mendoza
Principales Objetivos:
- Permitir el acceso a los alimentos
- Acortar la cadena de comercialización.
- Fortalecer organizaciones de productores.
- Fomentar el consumo de alimentos saludables.
- Fomentar el arraigo rural.
- Abrir nuevos canales de comercialización
El Gobierno de la provincia actúa como intermediario y coordinador entre productores, mediante sus equipos técnicos- los centros de logística y los municipios. La fruta se cosecha y se lleva a un centro de acopio, para lo cual también se ha convocado a quienes posean este tipo de estructuras a adherirse al programa. En ese lugar el producto se lava, enfría, selecciona por calibre y transporta en camiones refrigerantes. Una vez que la fruta llega a destino son los municipios los encargados de fijar un lugar para la comercialización, seguridad y la comunicación.
Por su parte, los grupos de productores, son los responsables de realizar el embalaje, envió y venta de la misma. Los productores obtienen un mejor precio que el que les paga la intermediación y los consumidores acceden a frutas y verduras de mejor calidad y menor precio que el que pagan en las góndolas de los supermercados.
5) Compras Públicas
Con esta denominación queremos abarcar aquellos procesos de comercialización donde el estado, en cualquiera de sus tres niveles (local, provincial, nacional) adquiere directamente productos alimenticios producidos por la agricultura familiar. En la Argentina solo se encuentran algunas iniciativas locales y provinciales, pero no existen políticas estructurales a nivel nacional.
Brasil podría ser la contrapartida de la Argentina donde desde hace más de una década se aplica un programa denominado Hambre Cero, que tiene como ejes centrales la provisión de alimentos de los sectores populares y, que parte de ellos son provistos por la Agricultura familiar.
No obstante de no haber una política nacional que contemple esta modalidad de comercialización, si existen, como dijimos antes, experiencias provinciales. Se puede mencionar las implementadas en las provincias de Misiones, Río Negro y Santa Fe. La primera de ellas es la que más tiempo lleva en ejecución mediante un Programa denominado Hambre 0, y en el que se entregan tickets a sus usuarios para realizar compras en las Ferias Francas que funcionan en la Provincia.
6) Mercados Asociativos Mayoristas
Esta categoría abarca a aquellos mercados concentradores de verduras y hortalizas que son organizado mayoritariamente por los propios productores agrupados en cooperativas u otras formas asociativas. De esta manera, los productores pueden llegar con escala y alta frecuencia de venta al consumidor minorista, eliminando intermediarios. Esta modalidad es mayormente frecuente en productores hortícolas de las regiones periurbanas pertenecientes a la colectividad boliviana. Un ejemplo, es la Cooperativa 2 de Septiembre del Partido de Pilar, en la provincia de Buenos Aires, la cual conformó un Mercado Asociativo integrado por 200 socios, con 120 puestos de venta. 90 puestos corresponden a productores fruti-hortícolas de la zona, mientras los 30 restantes pertenecen a comercializadores intermediarios de productos de alta demanda que no se producen en la región (Castro, 2009).
Reflexión Final:
¿Cuáles fueron las condiciones que posibilitaron la creación de estos mercados solidarios, de estas tramas de valor? Surgen dos factores centrales: una fuerte presencia del Estado, en cualquiera de sus tres niveles: local, provincial y/o nacional; y una fuerte organización de los productores familiares. Si faltara alguno de los dos actores, puede haber nuevos productos demandados por el mercado, puede haber oferta de nuevas tecnologías, sin embargo, las dificultades aumentan en la construcción y sostenibilidad de los mercados solidarios.
Bibliografía:
Caracciolo, Mercedes; Dumrauf, Sergio, González, Edgardo; Moricz, Mariana y Real, A. (2012) “Modalidades alternativas de comercialización en la agricultura familiar: entre el supermercadismo y la soberanía alimentaria”, VI Jornadas Nacionales de Investigadores de las Economías Regionales "Economía Social y Solidaria: Experiencias, Saberes y Prácticas, FCS-UBA, Buenos Aires.
Castro, D. “Consolidación de la organización para el desarrollo productivo de pequeñas explotaciones hortícolas. El caso de la Cooperativa 2 de Septiembre de Pilar.” Tesis de Grado, Universidad de Luján, 2009
Golsberg, Celeste; Dumrauf, Sergio; Caballero, Luis; “Las Ferias de la Agricultura Familiar” Ediciones INTA. 2011.
© Todos los derechos reservados.