Patrimonio natural, biodiversidad y agriculturización en el Partido de Azul
La UNESCO incluye dentro de la definición de patrimonio natural a las formaciones físicas, biológicas y geológicas excepcionales, hábitat de especies animales y vegetales amenazadas, y zonas que tengan valor científico, de conservación o estético. Precisamente, una de las derivaciones de mayor importancia que tiene este concepto es su implicancia en la conservación de la biodiversidad, motivo de la creación de numerosas áreas protegidas.
Se considera a la biodiversidad como la propiedad de los entes vivientes de estar formados por unidades diferentes. Dado que el sistema biológico es jerárquico, la diversidad se manifiesta en cada nivel de la jerarquía biológica. Es decir, cada entidad de dicha jerarquía -genes, células, individuos, poblaciones, comunidades y ecosistemas- está formada por más de una unidad desemejante. El concepto de biodiversidad abarca también a la variedad de roles ecológicos que cumplen los diferentes organismos. En razón de que existe una compleja red de interacciones entre entes biológicos tanto dentro de cada nivel como entre distintos niveles, la jerarquía biológica constituye un sistema adaptativo complejo. Su relevancia se debe a que los cambios en el entorno son muchas veces impredecibles y diversos y, frente a ellos, estos sistemas poseen mecanismos de respuestas colectivos a situaciones inesperadas. Tales mecanismos se sustentan en la existencia de muchos componentes diferentes que pueden reemplazarse, organizarse y arreglarse de muchísimas maneras en cada nivel de organización.
Por lo anterior, la pérdida de biodiversidad debida a la transformación de hábitat naturales causada por el desarrollo de las sociedades humanas constituye un verdadero problema. Entre otros aspectos, la diversidad biológica determina la existencia de oxígeno en el aire que respiramos, promueve la formación de suelos orgánicos que hacen posible la agricultura y asegura el reciclaje de nutrientes que sustenta la vida sobre el planeta. Además, la diversidad genética de las especies nativas y cultivadas permite afrontar cambios ambientales, la diversidad de comunidades mantiene una cubierta vegetal verde bajo una gran variedad de situaciones ambientales y la diversidad de especies es fundamental para la recuperación de los ecosistemas después del cambio ambiental.
En los últimos 200 años, la modificación del medio ambiente se aceleró marcadamente, en parte debido al incremento de la población humana que pasó de algo más de 1000 millones al comienzo de dicho periodo a más de 6000 millones en la actualidad, y en parte debido a la gran capacidad transformadora de la agricultura mecanizada. Las consecuencias sobre la biodiversidad es muy difícil de magnificar por cuanto, entre otros aspectos, es prácticamente imposible estimar el número de especies que existían antes del comienzo de la agricultura o antes del comienzo de la era industrial y tampoco es posible saber con exactitud cuántas especies existen en la actualidad. Si bien se estiman entre 8 y 10 millones entre microorganismos, plantas y animales, la mayoría aún no ha sido identificada. Se sabe aún menos sobre la pérdida de diversidad genética que ocurre en las especies silvestres y también en las cultivadas, fenómeno conocido como “erosión genética”.
No obstante, los efectos de la expansión e intensificación de la agricultura son bien conocidos. El proceso de “agriculturización” ha sido definido como el uso creciente y continuo de las tierras para cultivos agrícolas en reemplazo de ecosistemas naturales en algunos casos, o de agroecosistemas ganaderos o mixtos en otros. Como resultado de este proceso, entre 1990 y 2006 la superficie de nuestro país destinada a agricultura experimentó un incremento de 45% y la diversidad de cultivos sufrió una caída superior a 20%. Al final de dicho periodo, la soja llegó a ocupar la mitad de la superficie cultivada en una clara tendencia a la homogeneización del paisaje agrícola.
La diversidad florística y su conservación en el partido de Azul
El partido de Azul ocupa una superficie cercana a las 680000ha. El contexto ecológico se caracteriza por combinar ambientes de dos subregiones de la Pampa Húmeda: la Pampa Deprimida y la Pampa Austral o Sistema de Sierras y Pampa Interserrana. En la parte norte del partido predomina el relieve plano, característico de la llanura inundable de la Pampa Deprimida. Representa el 60% de la superficie y posee serias restricciones edáficas por lo que su aptitud de uso está mayormente limitada a la actividad ganadera. Otros sectores representan tierras de aptitud ganadera-agrícola (6%) y otros usos (1%), mientras que el 33% restante presenta aptitud agrícola-ganadera y admite la producción de cultivos con rotaciones adecuadas. Estas últimas se concentran fundamentalmente en el paisaje periserrano ubicado en la parte sur del partido.
La vegetación natural de la región, ampliamente estudiada por miembros de las Cátedras de Botánica Sistemática y Agroecología de la Facultad de Agronomía, varía de acuerdo a los diferentes tipos de ambientes, presentando la clásica cubierta de plantas herbáceas con predominio de gramíneas (pastizales) en la llanura y una combinación de diferentes formas de vida (líquenes, hierbas y arbustos) en los sectores serranos. Los pastizales de la llanura inundable constituyen la base forrajera de los campos de cría que ocupan vastas extensiones de la región y, consecuentemente, su condición actual manifiesta en mayor o menor medida las alteraciones que genera la herbivoría, y en algunos casos la quema programada, sobre las comunidades vegetales originales. No obstante, su grado de alteración es irrelevante en comparación a los sectores periserranos utilizados para agricultura. En éstos, la vegetación natural ha sido totalmente reemplazada por especies cultivadas acompañadas de especies invasoras (malezas) que se establecen espontáneamente favorecidas por el disturbio generado por las labores agrícolas.
Los ambientes serranos
Las sierras de Azul representan un segmento del sistema orográfico de Tandilia dentro de la Pampa Húmeda. Si bien ocupan una superficie menor dentro del territorio azuleño, en la actualidad los afloramientos rocosos conforman los sitios menos transformados y, por lo tanto, conservan una parte de la biodiversidad natural de la región. Integran la vegetación de estos sitios diversas especies con valor forrajero, ornamental, aromático o medicinal. Los estudios realizados a nivel local indican que aún se conserva una elevada riqueza florística, tanto en las partes cuspidales rocosas como en los pastizales que ocupan las partes medias e inferiores de las laderas. Esta riqueza, facilitada por la heterogeneidad ambiental, alcanza un número de 547 especies registradas en el Herbario de la Facultad de Agronomía hasta el presente.
Sin embargo, hay que destacar que las sierras de Azul y probablemente el resto del sistema, se encuentran casi totalmente en campos de propiedad privada donde se practican activamente la agricultura y ganadería, particularmente en la parte baja de los flancos y en los valles peri e intraserranos. La riqueza florística es frecuentemente amenazada por episodios de quema y herbivoría no programados que modifican la estructura de las comunidades posibilitando la instalación de especies exóticas, alguna de ellas invasoras. Consecuentemente, el futuro de las especies valiosas de las sierras es incierto.
Un hecho en principio auspicioso es la declaración del paraje Boca de la Sierra, de alta diversidad ambiental y florística, como reserva natural con dominio municipal y mixto a través de la ley provincial 12781 sancionada en el año 2001. Sin embargo, en la práctica este sitio funciona apenas como un área parcialmente protegida debido a la existencia de emprendimientos turísticos privados y la ingerencia de las Fuerzas Armadas que realiza maniobras de entrenamiento militar.
Los ambientes de la llanura inundable
El sector norte del partido se localiza dentro de la faja meridional de la Pampa Deprimida que conecta la depresión del río Salado con los paisajes periserranos de Tandilia. Predominan planicies con una pendiente regional de apenas 0,10%, orientada en el sentido noroeste-sudeste. Se trata de un sistema de tierras extremadamente achatadas y consecuentemente anegables dentro del cual, y como sucede frecuentemente en toda la depresión, aparecen con baja frecuencia inclusiones de geoformas positivas (lomas). Otros elementos del paisaje están representados por vías de escurrimiento relativamente concentrado y vías de escurrimiento incipiente que se presentan ocasionalmente interconectadas siguiendo un diseño reticular. La escasa pendiente que perjudica el escurrimiento y promueve severos problemas de drenaje y alcalinidad condiciona el uso predominantemente ganadero y limita las posibilidades de realizar actividades agrícolas a los ambientes con relieve positivo. Por otra parte, se destaca que este sector del partido de Azul corresponde a la denominada “zona ganadera con tosca” por lo que, a los problemas mencionados, debe agregarse la escasa profundidad de suelo útil.
A mediados de los años ’90, sólo el 10% de este sector estaba destinado a la actividad agrícola, mientras que la actividad ganadera se realizaba en un 85% sobre pastizales naturales y el 15% sobre pasturas implantadas y en menor medida sobre verdeos anuales. En la actualidad, la agricultura está avanzando sobre los sitios con menores restricciones edáficas expandiendo los procesos de fragmentación de hábitat desde lo sectores periserranos hacia la llanura inundable. Sumado a ello, el desplazamiento y concentración de la ganadería hacia áreas marginales para la agricultura, que viene teniendo lugar en nuestro país en general y en nuestra región en particular, pone en riesgo la conservación de los pastizales naturales, principal recurso forrajero de los sistemas de cría vacuna. El sobrepastoreo que resulta del consecuente aumento en la carga animal pone en juego una serie de procesos e interacciones ecológicas que comprometen la supervivencia de pastos nativos de alta calidad nutricional y promueve su reemplazo por especies exóticas de escaso valor forrajero, además de afectar la productividad del sistema.
Perspectivas futuras
Los conocimientos científicos disponibles acerca de la diversidad ambiental y florística del partido de Azul y la posibilidad de vincularlos con los aspectos normativos que rigen la creación de espacios naturales para su preservación, sustentan la posibilidad de potenciar acciones dirigidas a mejorar la conciencia de la población en general y facilitar el proceso de alfabetización científica a nivel educativo, en el marco de la educación ambiental.
Esta posibilidad está mucho más cerca de concretarse en los ambientes serranos, en virtud de la disponibilidad de un espacio semiprotegido como la “Reserva Boca de la Sierra”, aunque deberá mejorar sustancialmente su administración para cumplir efectivamente con los fines previstos. Por el contrario, la situación en los ambientes de la llanura inundable está muy lejos del ideal, dado que no existen áreas protegidas ni tampoco proyectos que prevean su creación.
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